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Medio centenar de musulmanes ortodoxos detenidos en Egipto

Más de cincuenta personas pertenecientes a círculos musulmanes fueron detenidas ayer en la ciudad egipcia de Alejandría "por haber atentado contra la unidad nacional" y por pertenecer a una organización clandestina que actuaba al servicio de un país no especificado del Frente de la Firmeza árabe, según anunció la Prensa de El Cairo. Mientras tanto, desde las mezquitas se sigue criticando al régimen de Sadat y predicando la implantación en Egipto del Islam y la aplicación de la ley del Corán. De las 54 personas detenidas, veintiuna pertenecían a la organización Hermanos Musulmanes y llevaban, según la policía, octavillas en las que se atacaba al régimen de Sadat, a los acuerdos de paz con Israel, "e incitaban a provocar disturbios de carácter religioso". Las otras 33 personas fueron detenidas cuando intentaban realizar una reunión para protestar contra la detención del imán de la mezquita.

El presidente egípcio defendió y justificó ayer sus medidas para terminar con la disensión relígiosa que enfrenta al país durante los últimos meses. Sadat indicó que la detención de 1.500 personas, acusadas de crear enfrentamientos entre musulmanes y cristianos durante los cuales se produjeron en los tres últimos meses 21 muertos y centenares de heridos, era completamente necesaria.

A pesar de la represión desencadenada por el régimen del presidente Anuar el Sadat para cortar el poder de los lntegristas, los fundamentalistas continúan atacando al Gobierno y reclamando la creación en Egipto de un régimen islámico ortodoxo "libre de contagios occidentales".

"Nuestro país será destruido por el sexo. Musulmanes, sublevaos y dedicaos a defender Egipto". El predicador que pronunció estas palabras levantó el puño delante de varios centenares de jóvenes, vestido con la tradicional túnica árabe, en las calles del barrio Kubbeh, en El Cairo. El imán Kichk, ciego, oyó cómo la multitud aprobaba sus declaraciones y el nombre de Alá fue coreado.

"Israel va a destruirnos por el sexo", prosiguió el imán, mientras los jóvenes parecen dispuestos a aprobar cuanto diga Kichk. "Los imperios griego y romano cayeron por culpa de una mujer", prosigue, y la multitud asiente.

Esta escena, que se desarrollaba desde hace varios años en la mezquita de Chick, se reproducía en centenares de ellas diseminadas en el valle del Nilo. Inofensivos al principio, los sermones de estos nuevos jefes religiosos se han convertido progresivamente en abiertos llamamientos a la subversión.

Los imanes critican públicamente al régimen, hostigan abiertamente al presidente Sadat y en sus publicaciones amenazan claramente con conquistar el poder para que Egipto conozca el Islam real y la ley del Corán.

La degradación de la situación en Egipto, provocada por los fundamentalistas religiosos, ha llegado a preocupar seriamente a Israel, cuyo jefe del Estado Mayor, Rafael Eytan, advirtió que el proceso de paz puede verse amenazado por las actividades de los integristas musulmanes y que Sadat podría caer si continúan los disturbios religiosos.

Por ello, el embajador de Egipto en Tel Aviv se trasladó el martes al Ministerio de Asuntos Exteriores israelí para dar garantías de que El Cairo no altere sus relaciones con el Estado hebreo.

En el valle del Nilo hay 5.000 mezquitas gubernamentales y 40.000 autónomas que, dada la popularidad de la secta integrista Hermanos Musulmanes, se convirtieron en focos de insurrección. El presidente Sadat ordenó la detención del guía supremo de los fundamentalistas.

Pero esta medida resultó insuficiente. Los imanes afiliados o símpatizantes de la secta podrían hacer un llamamiento a la rebelión en la oración del viernes próximo. Por eso Sadat ordenó la "nacionalización" de las 40.000 mezquitas privadas, que han pasado a ser controladas por el Gobierno. De ahora en adelante, los predicadores sólo podrán dirigirse a la multitud si cuentan con la autorización de las autoridades.

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