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Manifestaciones en El Cairo contra la ola de detenciones

Numerosas manifestaciones tuvieron lugar ayer en El Cairo para protestar contra el medio millar de detenciones practicadas en los últimos días por la policía egipcia contra personas de medios musulmanes integristas y cristianos, así como de la oposición al régimen del presidente Anuar el Sadat. Las fuerzas de seguridad tuvieron que emplearse con contundencia para dispersar a los millares de personas que se lanzaron a la calle.

Los incidentes fueron protagonizados fundamentalmente por seguidores de la secta extremista "hermanos musulmanes". En los barrios de mayoría copta (cristianos) también hubo disturbios para protestar por el arresto de miembros de su comunidad. La mayoría de los detenidos fueron acusados de "sedición religiosa" y de tratar de utilizar la religión para desestabilizar al régimen. Sin embargo, entre las personas arrestadas en la gigantesca operación efectuada por la policía figuran 153 miembros de la oposición, pertenecientes a todos los partidos y organizaciones políticas contrarias a Sadat.

Hay que remontarse a los tiempos de Nasser, cuando la represión contra los integristas rnusulmanes y los comunistas desencadenada hace un cuarto de siglo, para encontrar una operación policial similar a la desatada él 2 de septiembre en todo el territorio egipcio.

Con esta redada, el presidente Sadat ha querido atacar frontalmente, por primera vez, a la poderosa secta secreta de los "hermanos musulmanes", la única organización estructurada que puede amenazar su régimen.

Sadat ha querido también, con estas detenciones, asestar un duro golpe a sus oponentes. Esta ola represiva le ha permitido neutralizar a personalidades de la oposición. Entre las personas afectadas figuran dos obispos y tres sacerdotes coptos. Pero sobre todo ha permitido decapitar a la secta integrista "hermanos musulmanes", cuyo guía supremo, Omar Telemssani, así como los máximos dirigentes de la organización a nivel estudiantil, han sido capturados.

El presidente egipcio ordenó también la detención de determinados dirigentes y teóricos del partido de izquierda Unión Progresista, así como la de otros líderes del Partido del Trabajo Socialista, que hasta ahora había sido calificada de oposición "legal y honesta".

Pero estas dos formaciones carecen de raíces entre la población y difícilmente pueden aspirar a ocupar el poder. La primera de ellas carece de representación parlamentaria, mientras la segunda cuenta sólo con doce diputados, aunque desde sus órganos de opinión hostigaban, constantemente al poder, provocando a menudo la cólera del jefe del Estado.

Por otro lado las detenciones de dirigentes coptos ortodoxos afecta al prestigio de la Iglesia, cuyas relaciones con el presidente eran tensas en los últimos tiempos. Pero, para muchos observadores, se trata más bien de un gesto simbólico que contrapese el golpe lanzado contra los integristas musulmanes.

Los observadores están convencidos de que la iniciativa del presidente Sadat tiene como origen la entrada en acción, por primera vez de una manera organizada, de los integristas musulmanes en el transcurso de los sangrientos incidentes confesionales del pasado mes de junio en un barrio popular de El Cairo, que, según el balance oficial, costaron la vida a catorce personas. Este barrio fue escenario de una auténtica "caza al cristiano", lanzada por miembros de las agrupaciones islámicas de otros barrios de la capital egipcia.

Estos incidentes demostraron al régimen que estos grupos integristas estaban armados y entrenados en el manejo y fabricación de explosivos. Este movimiento musulmán extremista se opone ferozmente al régimen de Sadat, al que considera demasiado laico.

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