Libros y tele
Doy en exclusiva lá desaparición de Encuentros con las letras para octubre, porque noticias así siem pre son exclusiva, aunque las haya dado todo el mundo. Quíero decir que son cosas que pasan exclusivamente en TVE.Es o era el único programa serio y bien hecho de Prado del Rey, y eso que a mí no me han sacado mucho (siempre me parece que me han sacado poco, aunque sea en el Hola). El responsable de este desguazamiento cultural de TVE, señor Toledano, cuando ha sido preguntado por algún periodista por la desaparición de En cuentros, se ha puesto existencial y ha dicho
-No hay nada eterno.
Existencial, sí, y gaseosa respuesta, lúcido relativismo que suponemos incluye al señor Toledano, ya que el señor Toledano, al que no conozco, también es relativo. No me inquieta, naturalmente, el hecho en sí de la sustitución del programa (del que no cobro y en el que salgo poco, como he dicho), pero es que el programa no va a ser sustituido. Sencillamente, la televisión se vuelve ágrafa por completo, salvo los sabios de pueblo con manta que suelen sacar cuando se lanzan a hacer nuevo/viejísimo periodismo por las Españas. Hay o había como un proyecto (y todo esto lo sabe y explica mucho mejor que yo Pérez Ornía, cuando le parece menester: hablo sólo como es pectador), hay o había un proyecto de un programa semanal (una hora) donde se incluían libros, músicas, inventos, cosas, todo lo que entendemos vagamente por cultura, o lo que entiende la TVE, que no entiende nada, y ni siquiera sabe de si misma si tiene que ser pública o privé, como les pasa a algunas mujeres dudosas que no saben qué hacer con su cuerpo/alma.
El milagro de Encuentros (la continuidad responsable de cualquier cosa siempre es milagro en España) se debe, como casi todos los mílagros colectivos, a un señor en particular, Carlos Vélez, a quien conocí en León como poeta social y novio de la señorita más guapa de aquella ciudad goticofloreada. Vélez, que ya hacía carrera en la conquista de Madrid, pronto le pegó una puerta al SEU, cuando había que pegársela, y le pegó otra puerta a Acento (revista auspiciada por Fraga), cuando había que pegársela (primeros sesenta), dando ejemplo de honestidad maragata al personal. No sé lo que va a ser de Carlos Vélez en TVE, ni me importa, pero me parece que aquella formidable y espantosá máquina no está tan asistida de buenos, contumaces y cultos colaboradores como para prescindir bailonamente de uno de ellos. Claro que habría que renovar Encuentros o cambiarlo de nombre (mejor cambiarlo de nombre para no cambiar nada más, que es lo que en TVE se usa), pero del nuevo programa -maxicultural no se sabe nada, o sea, que vamos a estar unos meses a base de lápiz y papel, aunque sin tener nada que escribir. Como las cosas no ocurren gratuitamente (ni siquiera en TVE, donde todo ocurre gratuitamente, y por eso la tele nos sale tan cara), hay que suponer: que alguien aspira a hacer su gran programa cultural (el paro literario es superior al paro pon boina en este país); que también la cultura va a ser ucedé y electoralista, por si acaso (reseña de los libros.que Calvo Sotelo haya leído durante la semana, por ejemplo); que se prescinde del stock cultural para donárselo íntegro a una televisión privada de ceinflanza, de las que van a venir, y que pueda hacer sus negocios con las editoriales, como ahora se hacen con las casas de discos.
No creo, oigan, que la televisión pueda hacer mucho por los libros, que sólo hacen y se hacen por sí mismos, pero Encuentros era un programa al día, muy bien realizado, altamente seleccionado, un piloto de buena televisión cultural. Lo que pasa es que el sefíor Toledano es relativista, y olvida que el relatívismo universal le incluye también a él. Y al conserje.
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