Federación y clubes, responsables
Las promesas incumplidas y las deudas agrandadas han puesto a los futbolistas en el disparadero de la huelga. La AFE, además, se juega esta vez su propia supervivencia. El pulso con la Federación tiene tanto de reivindicación como de reto para el futuro.Los jugadores de fútbol tienen razón cuando exigen sus salarios devengados, y sobre los que algunos especuladores y advenedizos se atreven a plantear rebajas sustanciales. De acuerdo con el reglamento futbolístico, los morosos no tienen derecho a participar en las competiciones.
Sobre el tan debatido tema de los sub-20, la AFE ha resultado escaldada por la ordenanza laboral, que no resolvió el tema, y por la Federación, que, amparándose en recursos jurídicos ajenos, no ha celebrado una asamblea general para revocar la normativa.
Desde un punto de vista legal parece complicado el establecimiento de ese fondo de protección que garantice la percepción de los contratos. Pero Pablo Porta, cuando lo prometió, debió hacerlo con el pleno conocimiento de cuál era la fórmula idónea para su establecimiento. Porta se comprometió públicamente, y ahora no tiene argumento alguno que le exima.
Los directivos son culpables en la casi totalidad de los casos conflictivos. La Federación, por su habitual sistema de los paños calientes, la responsable de la fricción en los temas de fondo. Si la huelga se produce, al menos que ahora no hagan el ridículo de hace dos años los responsables de los clubes.
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