La Administración, incapaz de hacer inventario de sus ordenadores y medios informáticos

Si se suspendiera la asistencia técnica y el abastecimiento de proveedores extranjeros, la informática española podría quedar paralizada en unos meses. Esta afirmación aparece en un estudio que trató infructuosamente de reactivar el Plan Informático Nacional, olvidado desde que hace dos años y medio se creara una comisión interministerial para elaborarlo. Pese a reconocer dicha dependencia, la Administración pública ha sido incapaz siquiera de hacer un inventario de los medios informáticos que actualmente posee.

Las inversiones públicas previstas en informática para los tres próximos años alcanzarán los 4.556,7 millones de pesetas. Sin embargo, lo más significativo de esta cifra, incluida en el Programa de Inversiones Públicas 1982-1984, es que se destinará prácticamente en su integridad, según medios de la Administración, a dotar de equipos a los distintos ministerios. También destacan tales medios que los ministerios habían solicitado dotaciones superiores casi en tres veces a las citadas, por valor total de 11.078,6 millones (véase cuadro adjunto).El recorte hace temer a los citados medios de la Administración que los ministerios realicen parte de los gastos solicitados, aunque para ello utilicen otras vías. Concretamente, se habla de la posibilidad de que algunos centros recurran al artilugio de financiar el alquiler de equipos a través del capítulo cuarto de los Presupuestos Generales del Estado, aprovechando la carencia de normativa clara al respecto.

Estos datos -comentaron a EL PAÍS medios de la Administración- ilustran el desbarajuste existente a nivel público en un campo de tanto futuro como el informático. La misma impresión se obtiene del resumen que facilitó ayer la agencia Efe en torno al documento Reflexiones sobre la futura política informática española, presentado al presidente del Gobierno y al ministro de la Presidencia el pasado 9 de abril, un día antes de dimitir, por el entonces director de coordinación de la Administración del Estado, Carlos Alonso de Velasco.

Para elaborar el documento, la Comisión Interministerial de Informática encontró dificultades incluso a la hora de realizar un inventario del parque de ordenadores. «Únicamente», dice, «han contestado el Ministerio de Educación, la Dirección General de Tráfico y el Servicio Nacional de Loterías, además de habernos resultado muy difícil obtener de nuestros propios servicios el inventario del parque informático de la Administración civil».

El documento resalta la mala utilización de los medios informáticos en manos de la Administración, y denuncia una proliferación incontrolada de medios y sistemas. También indica que la rentabilidad de los medios existentes no es la adecuada, y en muchos casos los equipos que se retiran del servicio son destruidos o convertidos en chatarra, cuando todavía podían valer para otros centros. Asimismo se ha detectado que los equipos llegan en muchos casos antes que los hombres encargados de darles trabajo, lo que implica un coste adicional.

En este sentido, otros medios consultados por EL PAÍS indican que el parque de la Administración tiende a incrementarse sin haber estudiado antes las posibilidades de conseguir equipos que en otros centros han quedado pequeños. A este respecto, Jacinto Vereda España ha comentado en Información Comercial Española que, por ejemplo, para efectos docentes y administrativos, los centros universitarios y las cárceles podrían ampliar perfectamente ordenadores que se han quedado pequeños a centros de investigación.

Por otra parte, la adquisición de ordenadores para la Admilistración se hace en concurso-subasta, pero la legislación no permite que en las subastas participen proveedores cuya función no sea fabricar los equipos. Así, no resulta posible comprar de segunda mano ordenadores retirados por necesidades de gestión de un gran banco o de una gran empresa de seguros.

Mientras esto ocurre en la Administración pública, que podría reforzar con sus inversiones la mejora tecnológica española, las mencionadas reflexiones se hacen eco de los problemas que puede ocasionar la dependencia española de las multinacionales en el campo de la informática. Hasta tal punto alcanza que, además de vivir el mencionado peligro de la paralización en caso de desabastecimiento, ni siquiera España puede tener «la seguridad de poder utilizar los equipos importados e instalados en su propia nación».