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Los científicos consideran impresionante el resultado de la "Voyager II" en la exploración de Saturno

La plataforma de anclaje de dos de las cámaras de la sonda espacial norteamericana Voyager II, bloqueada anteayer tras el paso de la nave por el espacio de los anillos de Saturno, está aparentemente desbloqueada desde el miércoles por la tarde. Pese a ello, según técnicos de la NASA, esa plataforma no es aún operativa y se desconocen las causas de la avería sufrida. El desbloqueo de las cámaras se logró mediante una maniobra ordenada por error desde Tierra. Los técnicos del Jet Propulsion Laboratory, de Pasadena, piensan que la avería pudo producirse por la colisión de una partícula cuando la Voyager II atravesó la capa de anillos de Saturno.

El hecho de que la Voyager II pueda continuar felizmente su misión hacia Urano y Neptuno ha adquirido una enorme importancia para la multitud de investigadores, técnicos y científicos que componen la plantilla del programa, toda vez que hasta 1986 no está prevista ninguna nueva operación. Mil novecientos ochenta y siete es el año fijado para que la nave Galileo llegue a Júpiter, aunque los expertos consideran muy remota esa posibilidad, en vista de las restricciones presupuestarias impuestas por la Administración Reagan. La nave Galileo, cuyo lanzamiento está previsto para 1985, cuenta con la nave Columbia para su puesta en órbita y posterior impulsión.El balance de la exploración espacial realizado hasta ahora por la Voyager II en Saturno es, según los técnicos, impresionante. Entre los enigmas de Saturno que la Voyager I creara el invierno pasado, y que la Voyager II ha ayudado a precisar o a confundir aún más, se encuentran las fotografías que muestran al anillo F perfectamente regular, mientras la Voyager I había fotografiado un triple y extraño trenzado; el descubrimiento de un gran cráter de cuatrocientos kilómetros de diámetro en la superficie de Tethys, uno de los diecisiete satélites conocidos de Saturno; el extraño comportamiento de Hyperion, otro satélite de forma aplastada y un diámetro de 360 kilómetros, que gira alrededor de Saturno en un ángulo absolutamente inesperado; el descubrimiento de que las zonas sombreadas entre los anillos del planeta, reveladas por la Voyager I, se forman y desaparecen rápidamente; las enormes manchas de color oscuro, negro asfalto, que manchan la superficie helada de uno de los hemisferios de lapetus. Estos enigmas, entre otros, llevarán años de estudio a los científicos.

Un sistema solar en miniatura

El sistema de Saturno, con sus anillos y satélites, es considerado por los astrónomos como un modelo reducido de la formación de nuestro sistema solar y de las galaxias. Mediante el estudio de los nuevos datos esperan comprender cómo la materia esparcida por el universo acaba por unirse y constituir las estrellas con sus planetas.En los últimos dieciocho años, naves norteamericanas han efectuado vuelos a los planetas del sistema solar: cinco, a Venus; ocho, a Marte; tres, a Mercurio; cuatro, a Júpiter, y tres, a Saturno. Estos dos últimos planetas no han sido visitados por naves soviéticas, ya que hasta el momento no entra dentro de los planes de la URSS dedicar parte de su economía a estos menesteres. La reducción presupuestarla impuesta ahora por Reagan en EE UU para el programa espacial es duramente criticada por los científicos de la NASA: «Si no obtenemos una nueva oportunidad para la exploración planetaria en el próximo presupuesto estatal, será el fin de una era gloriosa en la historia norteamericana», ha declarado Bruce Murray, director del laboratorio de Pasadena, en el que se diseñaron y construyeron las Voyager.

Entre los proyectos previstos, además de la nave Galileo, se encuentra el envío a Venus, en 1986, de un enorme platillo-radar cuya misión sería obtener datos sobre la superficie del planeta, atravesando la capa de nubes que lo rodea, de veinticuatro kilómetros de espesor. También está previsto el envío de una nave para fotografiar y recoger muestras de la cola del cometa Halley cuando, en 1986, pase junto al Sol, por primera vez en 75 años.

Bloques de hielo

A pesar de la decepción producida por la avería, que ha impedido recibir muchas de las fotos tornadas en la cara oculta de Saturno, los científicos se felicitan por los datos recibidos, que han permitido conocer que Encelado, una de las diecisiete lunas, está sembrada de cráteres, mientras hasta ahora se creía que era una luna lisa. Lo que hace felices a los astrónomos es comprobar que estos cráteres están parcialmente cubiertos de hielo, lo que significa que Encelado no es un satélite totalmente muerto y que el hielo que recubre su superficie se fundió localmente en una época geológica reciente. También se ha descubierto que en el centro de la división de Encke existe un delgado anillo inexplicablemente torcido, en forma similar al anillo F cuando fue fotografiado por la Voyager I.Aquel extraño trenzado trajo de cabeza a los científicos hasta que la Voyager II remitió una serie de fotos en las que desmentía la información enviada nueve meses antes por su gemelo: no había trenzas en el anillo F. Esa historia podría repetirse con la división Encke, aunque, en muchos años, no habrá posibilidad de confirmarlo.

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