_
_
_
_
Entrevista:

García Sabell: "La democracia española se juega mucho en la consecución de la autonomía gallega"

El presidente de la Real Academia Gallega, Domingo García Sabell, ha decidido entrar en la vida política y asumir el cargo de delegado del Gobierno en Galicia porque considera que, ante la perspectiva de que su tierra logre tener instituciones para el autogobierno, no cabe la inhibición. Afirma que todos los partidos se juegan mucho en las elecciones que se celebrarán el 20 de octubre, al tiempo que es consciente de que puede quemar su prestigio en la nueva misión en la que, a sus 72 años, se ha embarcado. El doctor compostelano insiste en que no se siente obligado a identificarse con UCD y no duda en criticar la gestión realizada por el partido del Gobierno al frente de la preautonomía gallega.

Pregunta. Hace dos meses usted manifestó a este periódico que no asumiría cargos políticos, salvo en el caso de que las circunstancias fuesen tan graves que le obligasen a acceder a ellos. ¿Ha asumido el de delegado del Gobierno en Galicia porque la situación de esta región es angustiosa?Respuesta. Las circunstancias, más que graves, son confusas y con riesgo de desorientación de la opinión pública. Esto justifica sobradamente mi entrada en la actividad política. La confusión está originada por no haberse realizado una información clara y rigurosa sobre la autonomía; si a esto se añaden las crisis internas de tipo personal, que trascienden a la calle, se comprende ese estado de ánimo lleno de dudas, de desconfianza y, en definitiva, de alejamiento que existe en buena parte del pueblo gallego.

P. ¿Intenga el Gobierno prestigiar la autonomía con su nombramiento ante la incapacidad de UCD de ofrecer, al menos por ahora, una oferta unitaria ante las elecciones gallegas?

R. No creo que haya sido escogido por esto. El Gobierno, como tal, no tiene más que una opción: la de hacer patente su propósito autonomista. Por eso ha nombrado un delegado que toda su vida ha sido autonomista y seguirá siéndolo, y al que no le ha impuesto ningún condicionamiento ni le ha sugerido consigna alguna. Quizá ha pensado que, por mi condición de independiente, puedo abrir en torno a la autonomía de Galicia un espacio político amplio en el que pueden insertarse todas las políticas imaginables, siempre que se enmarquen en el ámbito de la Constitución.

P. Durante los últimos años, usted ha emitido opiniones muy críticas hacia los Gobiernos centristas. Suscribió un durísimo comunicado. en el otoño de 1979, cuando se estaba elaborando el Estatuto de Autonomía: ¿Es UCD más progresista ahora?

R. Ha habido un cambio enorme entre la política autonómica de los ¿interiores Gobiernos y el actual. Es evidente la diferencia de planteamientos entre la decisión de introducir la famosa disposición transitoria tercera en el Estatuto gallego, hecho por el que todos protestamos, y mi nombramiento como delegado. Hay un giro copernicano de la concepción autonomista del Gobierno, al menos en lo que se refiere a Galicia.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

P. ¿Va a contar Galicia con un tratamiento privilegiado, ya que tanto los nacionalistas vascos corno los catalanes afirman que Calvo Sotelo y sus ministros están recortando sus respectivos estatutos?

R. Ellos parten de tina realidad distinta, tienen un Gobierno y un Parlamento en pleno funcionamiento. Lo que ocurra dentro de algún tiempo en Galicia no tenemos que prejuzgarlo por lo que acontece fuera. Cuando llegue el momento de los problemas, hablaremos, y entonces veremos en qué consiste ese autonomismo.

P. ¿Piensa que UCD, cuya inhibición en el referéndum de diciembre fue manifiesta, está realmente interesada en potenciar la autonomía gallega?

R. No sé lo que piensan los ucedistas, no estoy en su cabeza. Yo me atengo a los hechos, y éstos demuestran que una fracción considerable de UCD es decididamente autonomista. Desde el referéndum de diciembre hasta las elecciones del 20 de octubre las cosas han cambiado, sin duda alguna. En la consecución de la autonomía gallega se juega hoy mucho; no sólo UCD y los demás partidos, sino la propia democracia española, y eso lo saben todos. De modo que, aunque sólo sea por instinto de conservación, la actitud autonomista es inevitable.

'Es casi seguro que voy a quemarme en el cargo'

P. ¿La trascendencia de lograr la autonomía es lo que ha impulsado a usted y a otros intelectuales independientes a entrar en política y, en su caso, aceptar el cargo de delegado del Gobierno, o bien, como han hecho compañeros suyos de la Academia Gallega, acudir a las elecciones en las listas de los principales partidos?

R. Con toda seguridad hemos decidido participar de un modo directo en política porque probablemente esta es la última oportunidad para alcanzar la autonomía. O se llega a ella ahora o no se llegará nunca. Los intelectuales han sido conscientes de esta situación límite y hemos decidido entrar en la lucha con todas sus consecuencias. El problema político se nos ha convertido en un problema ético, en una cuestión de conciencia. Si la autonomía fracasa que no sea porque nosotros nos hemos marginado del esfuerzo para llevarla adelante. Si no tengo éxito en mi gestión regresaré a casa con la conciencia tranquila y no podré atribuir a nadie ese fracaso. sino a mi propia incapacidad. en cambio, si me abstengo, estaré en mi hogar incontaminado y aséptico, pero con un gran peso moral sobre mis espaldas.

P. ¿No le inquieta a una persona que ha permanecido siempre en el mundo de la cultura pasar a un puesto en el que habrá de tomar decisiones políticas importantes?

R. Aceptar este cargo supone un cambio radical en mi vida. Estoy ahora en una empresa política, que no es mi vocación profunda, y soy consciente de que corro el riesgo casi seguro de que voy a quemarme, pero tengo que hacerlo por mi país.

P. ¿Se ha imaginado que le pueden acusar de ser el guardián puesto por Madrid para defender el centralismo?

R. Me tiene sin ciudado. Cuando uno ha pasado cuarenta años en la oposición, diecisiete de ellos con una prohibición de escribir y hablar en público, con insultos y calumnias, ese tipo de apreciaciones no le afecta. No pienso ni enterarme de los improperios y chascarrlllos. Tengo la piel suficientemente coriácea por los golpes que me ha dado la vida para no preocuparme de eso.

'No tengo nada que ver con UCD'

P. Aunque usted insiste en resaltar su condición de galleguista independiente, ¿no opina que la misión que le han encomendado implica una cierta identificación con UCD, el partido del Gobierno?

R. Yo no tengo nada que ver con UCD. Se me ha ofrecido un puesto para que desde él, en la medida de mis fuerzas y de lo que las leyes me concedan, encauce y sirva de intermediario entre un poder y otro para desarrollar la autonomía. Eso lo realizaré sin obligación de identificarme con el idearlo político de UCD. Lo haría igual si el Gobierno fuese socialista o de Alianza Popular. Defenderé los criterios que marca la Constitución para las autonomías, y esos criterios no han sido elaborados exclusivamente por UCD; han sido realizados por un Congreso y un Senado. No tengo condicionamiento de ninguna clase, no me han impuesto restricción alguna y no me han hecho sugerencias. Espero que no se ejerzan sobre mí presiones que rocen la integridad de mi pensamiento, si llegasen a producirse me iría. No tengo ningún apego a los cargos.

P. ¿Cómo valora los tres años transcurridos de preautonomía gallega cuando faltan dos meses para la elección de un Gobierno y un Parlamento autónomos?

R. La preautonomía ha sido bastante deficitaria, alguna consellería de la Xunta funcionó bien, pero han sido las menos. Pudo hacerse mucha más labor de la que se ha realizado, las transferencias han sido pocas, pero a pesar de ello el saldo no puede ser positivo.

P. Considera coherente entonces que UCD, el partido que ha controlado la preautonomía gallega, haya elegido como candidato para la presidencia de la Xunta que surgirá de las elecciones de octubre a José Quiroga, el hombre que ha dirigido la institución durante la mayor parte de sus tres años de existencia?

R. Es un problema en el que no entro; no le concierne al delegado del Gobierno. Es un tema del partido en el que no entro ni salgo. Otra cosa es la opinión que particularmente pueda tener cada uno.

P. ¿Qué puede aportar la autonomía a Galicia?

R. Puede aportar ventajas de todo tipo: políticas, socioeconómicas, culturales, etcétera. Si la autonomía es administrada correctamente, las ventajas son mayores que los inconvenientes, y desde luego será más útil que el centralismo.

'Un nivel de participación satisfactorio, el 20 de octubre, estaría para mí entre el 40% y el 50%'

P. ¿Tiene el pueblo gallego suficiente madurez política para acceder al autogobierno?

R. Pienso que está maduro en un aspecto emocional; es indiscutible que siente a su tierra como algo propio. Le faltan, sin embargo, elementos doctrinales que no le han enseñado. Es necesario que adquiera el conocimiento de lo que él mismo es: al gallego hay que enseñarle a ser gallego. Por eso me parece que las campañas electorales de todos los partidos, ante las elecciones, deberían consistir en mostrar , desde la perspectiva de cada grupo político, con sencillez y claridad, en qué consiste la autonomía. Si las campañas tienen un alto contenido pedagógico y se hacen con seriedad, tengo la impresión de que el pueblo va a ilusionarse y habrá un porcentaje digno de participación. En caso contrario, si la propaganda electoral se enfoca desde una perspectiva restringida, todos irán al fracaso, con las graves consecuencias que eso va a tener para Galicia y para España.

P. ¿Cuál sería para usted un porcentaje aceptable de participación el 20 de octubre.

R. Un nivel de participación satisfactorio estaría para mí entre el 40% y el 50%.

P. ¿A qué atribuye el elevado nivel de abstención que se viene registrando en Galicia y que en el referéndum del Estatuto fue del 75%.

R. Hay una constelación de causas muy complejas. En la campaña del referéndum hubo pasividad y desorientación. No se le puede decir al pueblo que el Estatuto no vale para nada y de pronto indicarle que sirve para mucho, porque eso crea desconfianza, y la desconfianza provoca escepticismo, y este, a su vez, origina pasividad, y por ello la gente se inhibe. A todo eso hay que añadir toda una vida de inexperiencia política, porque ¿qué son los años de la República dentro del curso de los últimos siglos? En realidad, no ha habido más que ligeros chispazos de libertad.

P. El desinterés ante las urnas, ¿no está motivado también por un desencanto ante los partidos Políticos?

R. Es muy posible que haya un poco de esto. Los partidos tienen que corregirlo rápidamente y terminar con esa gran enfermedad que es el personalismo. Una de las cosas que debieran hacer en Galicia es cambiar la imagen del político, de forma que deje de ser alguien que promete muchas cosas y en cambio vaya a la realidad concreta, que es la que entiende el pueblo.

P. Por último, ¿cuáles son, a su juicio, las razones por las que Galicia ha votado tradicionalmente a la derecha?

R. Galicia es un país conservador por naturaleza y por circunstancias sociológicas. Es una tierra de pequeños propietarios y por eso tiende a apoyar a quien cree que le permitirá conservar sus propiedades, y siempre desconfía de lo que es novedad. El gallego es enormemente realista y no se fía de los idearios muy utópicos. Además es un hombre dado a la convivencia y de carácter muy pacífico, por eso Galicia ha dado una lírica y no una épica. Por otra parte, el gallego ha recibido muchos palos a lo largo de los siglos y acostumbra a decir: «A mí, lo mío, y que me dejen de historias».

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_