La solidez de los pactos autonómicos

(...) No hay duda que los acuerdos son muy importantes y su filosofía -se dice- se sintetiza en la voluntad de racionalización del complejo y delicado proceso autonómico, de cuya conveniencia pocos dudan.Pero esta misma filosofía plantea el interrogante de por qué esto no se hacía antes; es decir, en el momento de ponerse en marcha todo el proceso autonómico. Posiblemente la dinámica histórica y política que caracterizó estas cuestiones lo impidieron o lo hacían muy difícil. Pero también es muy probable que se prefiera entonces jugar con la ambigüedad para ir ganando tiempo y dejar para luego las inevitables concreciones, que ahora intentan por sí solos los dos grandes partidos de ámbito estatal.

Pero lo menos que puede decirse es que, mientras tanto, se han alentado muchas ilusiones que ahora se verán frenadas y que esto puede ser fuente de resentimientos. Otra cosa sería si a estos pactos se hubiese llegado con la participación de todos los partidos que en su día intervinieron en la redacción de la Constitución; al fin y al cabo, estos acuerdos tienen un innegable carácter constituyente, desde el momento que intentan concretar ambigüedades y rellenar lagunas del título VIII de nuestra ley fundamental. (...)