La incoherencia francesa
(...) A Badinter, ministro francés de Justicia, como a Defferre, del Interior, a Pierre Mauroy, primer ministro, y hasta el propio presidente Mitterrand, le importan más las acciones que los etarras podrían desencadenar en el sur de Francia, si adopta una decisión que satisfaga al Gobierno español, que la democracia española. La eterna excusa esgrimida por las autoridades francesas de que su país sigue siendo tierra de asilo sólo sirve para ocultar su miedo a que el terrorismo que hoy azota a nuestro país mañana descargue sus iras en Francia. Porque mal puede admitirse la figura del delito político en la que se escuda el Gobierno francés para negar a España la extradición de unos etarras sentenciados firmemente por la justicia francesa como autores de delitos comunes.Desde este lado de los Pirineos, los españoles vemos las cosas de otro modo, ciertamente claro. Francia tiene miedo, y no le faltan razones para ello, a los terroristas. Un miedo que parece haber dado lugar a un extraño pacto de silencio y de no agresión en el País Vasco francés con los terroristas de ETA. La incoherencia entre las decisiones políticas de París haciendo caso omiso de las sentencias judiciales es más que manifiesta. De ahí que, como era de prever, Fernández Ordóñez se haya desplazado a la capital francesa en una misión imposible, pero, por otra parte, obligada.
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