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PAIS VASCO

Vuelve la polémica sobre los aeropuertos de Bilbao y Vitoria

El hecho de que, por encontrarse bajo mínimos el aeropuerto vitoriano de Foronda, el lendakari Garaikoetxea -que finalmente tuvo que desplazarse a Bilbao para tomar en Sondica el avión que le conduciría a Madrid- llegase con retraso a su cita del martes pasado con Leopoldo Calvo Sotélo ha producido un apenas disimulado regocijo entre los vizcaínos que, encabezados por la Cámara de Comercio de Bilbao, militan por la potenciación de Sondica frente al vecino aeropuerto rival. Al mismo tiempo, el incidente se ha convertido en símbolo del relanzamiento actual de la vieja polémica Foronda-Sondica.

Esta polémica, tras la que no es difícil percibir la presencia de intereses económicos bastante .concretos, ha acabado por tomar aires políticos, expresados, por ejemplo, en el enfrentamiento entre las diputaciones de Vizcaya y Alava. La actual campaña de promoción de Foronda, lanzada por la corporación alavesa, que incluye la instalación en numerosos puntos de Vizcaya de vallas publicitarias que glosan las ventajas de aquel aeropuerto, ha sido recibida como un agravio por los defensores de Sondica. Hasta tal punto que el diputado general de Vizcaya, José María Makua, se ha sentido obligado a dirigir a su homólogo alavés, Emilio Guevara, miembro como él del PNV, una carta en la que, tras recordarle que la campaña en cuestión, por contraponer dos servicios públicos, podría considerarse «competencia desleal», le insta a hacer retirar dichas vallas.Paralelamente, y aprovechando el hornenaje ofrecido el jueves en Bilbao al coronel Juan Carrasco, director durante quince años del aeropuerto de Sondica, el presidente de la Cámara de Comercio-bilbaína, Antón de Madariaga, arremetió contra la tendencia de la Administración, secundada por la compañía nacional Iberia, de potenciar Foronda, pese a que, según recordó, el índice de vuelos cancelados en dicho aeropuerto fue durante el último semestre cuatro veces superior al de Sondica. Madariaga completó su argumentación con datos comparativos sobre el índice de ocupación de los aviones, con salida de uno y otro aeropuerto y describió con tintes sombríos los efectos que para la economía vizcaína podría tener la actual tendencia a hacer disminuir artificialmente el papel de Sondica en el tráfico aéreo de personas y cargas.

Planificación incoherente

La verdad es que, más allá de la apariencia aldeana que a veces ha revestido la polémica, el caso de los aeropuertos del País Vasco constituye un ejemplo de los desastres a que puede conducir no ya una planificación inadecuada, sino, simplemente, la ausencia de cualquier planificación racional. La construcción, en 1940, del aeropuerto de Sondica, y sus sucesivas ampliaciones han hipotecado definitivamente todos los planes de ordenación territorial del Gran Bilbao, previstos desde los años de la República. Estas ampliaciones y remodelaciones, con un coste que tan sólo en indemnizaciones por expropiaciones ilegales. supuso 14.000 millones de pesetas, no han logrado superar las limitaciones insalvables de un aeropuerto que, según un reciente estudio del Ayuntamiento de Bilbao, resultará siempre incompatible con los núcleos de población vecinos, y en particular con el barrio de Derio, que cuenta con 6.000 habitantes. Estas limitaciones, junto con las particulares condiciones climatológicas del valle en que está enclavado el aeropuerto, hicieron que, por ejemplo, entre 1,971 y 1975 el porcentaje de operaciones fallidas de despegue o aterrizaje fuera del 13,6%.

Este dato fue el principal argumento esgrimido por quienes, desde hace no menos de diez años, venían defendiendo la alternativa de un aeropuerto a construir en la llamada alavesa, y que sería considerado como cabecera regional del sistema de tráfico aéreo del País Vasco. El proyecto incluía la construcción de vías rápidas de comunicación entre dicho aeropuerto y las tres capitales vascas.

La Diputación de Alava, con unas disponibilidades económicas muy superiores, por su peculiar sistema tributario, a las de las otras dos provincias, eligió el camino de la acción con preferencia al de la polémica, y en un tiempo récord, construyó en Foronda un aeropuerto de dimensiones internacionales. Finalizadas las obras en 1978, la corporación alavesa consiguió convencer a varias compañías aéreas, y en particular a Iberia, para que trasladasen gran parte de sus vuelos de Sondica al nuevo aerouerto.

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En el otoño de 1979 se vio ya claramente que la opción de la Administración era Foronda.

Sin embargo, las presiones de las fuerzas económicas vizcaínas, apoyadas en el hecho objetivo de que el 84,1 % del total del tráfico aéreo del País Vasco procedía de las provincias de Vizcaya y Guipúzcoa, determinaron que, de todas formas, se continuase en paralelo la ampliación de Sondica y que, en particular, se instalase un sistema de ILS, que permite operaciones de aterrizaje incluso, en las peores condiciones de visibilidad. Ello ha permitido que en el último período el porcentaje de fallidos haya descendido en Sondica, a apenas un 0,3 %. Pronto se iniciarán, por otra parte, las obras de construcción de una nueva terminal de viajeros,.

Pero lo más sorprendente ha sido el poder comprobar, con la perspectiva de dos años (le funcionamiento, que la localización de Foronda ha resultado casi tan inadecuada como lo fue la de Sondica. Y ello porque las frecuentes nieblas existentes; en dicha zona han obligado a suspender cuatro veces más vuelos que en el aeropuerto rival, pese a la peor situación topográfica de este último. Dato que, desde luego, los partidarios de Sondica no se muestran en absoluto dispuestos a pasar por alto.

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