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Reportaje:

Getafe, con más de 150.000 habitantes, no díspone aún de juzgado de instrucción

A pesar de que fue solicitado por la Corporación municipal hace ya dos años, Getafe sigue sin conseguir un juzgado de instrucción para atender las causas de delitos que se producen en su ámbito territorial, con una población de más de 150.000 habitantes. En la actualidad sólo existe en el término municipal un juzgado de distrito para atender juicios de faltas, ya que la audiencia que existía en Getafe para entender de casos de delitos fue suprimida en 1969, en plena expansión de la población.

Los habitantes de Getafe estaban a la expectativa, a principios de mes, ante el anuncio de que el Consejo de Ministros trataría el tema de la situación judicial en algunas zonas españolas e instauraría nuevos juzgados. Pero la esperanza se tornó en desilusión cuando los medios de comunicación dieron a conocer la referencia de lo tratado en la reunión del Gobierno y, aunque fueron concedidos veintiséis nuevos juzgados de familia y trece de primera instancia, a Getafe no le correspondía ninguno. Desilusión porque la situación en el pueblo es casi insostenible en este sentido.Los casos que demuestran la necesidad de un juzgado de partido son innumerables. Uno de los últimos mencionables fue el ocurrido con ocasión de la muerte de un anciano en una calle del centro de la población. Según parece, Calixto Felipe Carretero se arrojó desde el tercer piso de su casa y permaneció ante el edificio, a la vista de sus familiares y vecinos, durante seis horas, a la espera de que se procediese al levantamiento judicial del cadáver.

La inexistencia de un juzgado de instrucción en Getafe fue la causa de esta macabra historia. El presunto suicidio ocurrió hacia las once de la mañana. Una hora más tarde se presentaba en el lugar un equipo del juzgado de guardia, procedente de Madrid, para realizar los trámites oportunos. Pero el furgón judicial para efectuar el levantamiento del cadáver no llegaba hasta minutos antes de las cinco de la tarde. Seis horas a pleno sol el pasado 27 de junio.

Hechos similares se producen con frecuencia en el municipio desde que, en 1969, el juzgado que funcionaba en la localidad fue trasladado a Madrid. Desde entonces, Getafe depende de la capital, a pesar de tener más habitantes que muchas capitales de provincia -es la cuarta aglomeración urbana de las dos Castillas, después de Madrid, Valladolid y Leganés-. Cuando se presentan casos como el relatado, los furgones judiciales tienen que trasladarse desde Madrid y en el momento en que el servicio de su jurisdicción se lo permita.

Un mal dotado juzgado de distrito

"A veces, se ve a gente sentada encima de un montón de papeles porque no hay sitio para nada" comentaba un vecino, al referirse al estado en que se encuentra el local donde funciona el juzgado de distrito que existe en Getafe, situado en la calle Hospital de San José, encima del mercado y frente al Ayuntamiento. Solamente trabajan en él diez funcionarios para tramitar los innumerables casos de faltas, desahucios, llevar el Registro Civil y otras causas menores. Y, naturalmente, la acumulación de papeleo es impresionante, dándose el caso de que, en numerosas jornadas, el trabajo del juez consiste casi únicamente en firmar trámites.Dentro de la jurisdicción de este juzgado de distrito se encuentran también las poblaciones de Parla y Pinto, lo que representa añadir un número de habitantes cercano a los 100.000. Mientras tanto, en ciudades mucho menores existen varios juzgados de este tipo y también varios de instrucción o de partido. Getafe, al igual que la mayoría de las poblaciones populosas de la provincia, como Alcorcón, Leganés, Móstoles o Torrejón de Ardoz, carece de un juzgado de instrucción que acoja todas las causas penales que se producen en su entorno y que, debido a su configuración humana, llegada en aluvión y en migración concentrada, es caldo de cultivo para la delincuencia y el desarraigo social.

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Salvo Alcalá de Henares, con una población similar a la de Getafe, el resto de los juzgados de instrucción que existen en la provincia -excepción hecha de Madrid- se encuentran en poblaciones pequeñas o medianas y con una jurisdicción abarcable, muy justamente, en cuanto al número de habitantes.

"Lo que no comprendemos es cómo la Corporación municipal que había en Getafe en 1961 dejó que se llevasen el juzgado de instrucción, cuando ya el pueblo se encontraba en plena expansión y se vislumbraba una enorme afluencia de emigrantes", señalaba recientemente el alcalde de la localidad, Jesús Prieto, que habla de los esfuerzos que está haciendo el Ayuntamiento para lograr que vuelva el juzgado a su término municipal. "El Ayuntamiento, una vez solicitada la apertura de una audiencia de partido, cedió unos terrenos al Ministerio de Justicia. Sin embargo, a pesar del tiempo transcurrido, seguimos sin saber nada en cuanto a su concesión. Esperábamos que el Consejo de Ministros del pasado viernes nos lo aprobara, pero no ha sido así", terminaba el alcalde.

Finalmente hay que señalar que, a la falta de adaptación de la administración de Justicia al progresivo aumento de la población en la provincia de Madrid, y en concreto en las grandes poblaciones surgidas cerca de la capital, es necesario ver la falta de dotación y recursos con que cuenta, anquilosada en unos sistemas de trabajo anticuados y donde la nueva tecnología no ha llegado aún, al menos en la mayoría de los juzgados del país. Se da el caso paradójico de que gran parte de los locales en que se encuentran ubicados los juzgados de distrito no son propiedad del Ministerio de Justicia y se utilizan en régimen de alquiler, sin que siquiera sean adecuados a las necesidades de un departamento que necesita salas de audiencia y locales de aislamiento para la consulta de los inculpados con sus abogados. En muchas ocasiones, el local habilitado como juzgado fue pensado, en un principio, para vivienda y es la cocina, por ejemplo, la que hace de archivo. En numerosos casos, la sala de espera es la escalera de acceso a la planta. O los aledaños al mercado, como ocurre precisamente en Getafe, donde frecuentemente se ven grandes colas en las cercanías del portal por donde se accede al juzgado. Un clima poco propicio para antes de un juicio.

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