Un error tonto
Sería desproporcionado considerar el asunto de Gibraltar y del viaje de novios de la pareja real como un asunto de mayor importancia internacional. Pero sí al menos ha enturbiado las relaciones anglo-españolas. Esto era fácilmente predecible. Empezar el viaje real en el Peñón iba unido a crear un conflicto con Madrid. No es una cuestión sencilla, tal como dijo un portavoz oficial: «El hijo de la reina embarca en el yate de la reina, en un puerto de la reina, en una colonia de la reina». Totalmente verdad, pero es una apreciación de una situación delicada hecha inadecuadamente.La llegada de los recién casados a Gibraltar, al final de una semana en que las fotos de su boda han sido enviadas hasta el punto más lejano del mundo, no podría dejar de ser vista por los españoles y la opinión mundial como una jugada política, dirigida a reafirmar la soberanía británica. Los gibraltareños seguramente recibirán bien tal reafirmación. Pero un día, esta colonia británica en Europa tendrá que encontrar una nueva situación, más acorde con los últimos años del siglo XX y, sobre todo, con la asociación de España con el Reino Unido dentro de la OTAN y del Mercado Común. El embrollo del viaje de novios (con la decisión, la semana pasada, por la Cámara de los Lores de conceder plenamente la ciudadanía británica a los gibraltareños) no habrá aportado nada para facilitar este cambio de situación.
El rey Juan Carlos es una persona por la que se debe tener simpatía. (...)
Después de todo lo que ha hecho el Rey para sacar a su país de la oscura sombra de la dictadura de Franco hacia la luz de la democracia, es particularmente duro que esta decisión errónea le haya puesto ante tal dilema. ( ... )
Es una lástima que, a causa del cariz de esta boda tan particular, esto tenga una repercusión internacional.
26 de julio
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