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Moderación al enjuiciar la situación en Oriente Próximo

Una declaración suave lamentando los ataques de Israel a Líbano, el recordatorio clásico de advertencias a la URSS y la acción en la lucha contra el terrorismo fueron los tres principales aspectos políticos tratados en la cumbre que durante tres días reunió en la capital canadiense a los jefes de Estado o de Gobierno de Canadá, Estados Unidos, Francia, República Federal de Alemania, Reino Unido, Italia y Japón.Convencidos de que "hay que encontrar una solución a los desacuerdos entre Israel y los Estados árabes", los líderes de las siete principales potencias del mundo no comunista lamentaron la escalada de actos de violencia en Oriente Próximo, y en particular las "destrucciones en Líbano, con importantes pérdidas de vidas hurnanas". Tal es el tono del comunicado de la cumbre en relación con la situación en Oriente Próximo.

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Para muchos observadores, la declaración es extremadamente moderada, especialmente en un momento de gran tensión. La Administración norteamericana que decidió en Ottawa "suspender indefinidamente" el envío de diez nuevos aviones F-16 a Israel, se adhirió a la declaración política, pero convirtiéndola en un texto gris y que no aporta nada nuevo a la postura típica de EE UU en materia de relaciones árabe-israelíes.

"Francia habría querido señalar en el texto el carácter excesivo de los ataques de Israel a Líbano", dijo Claude Cheysson, ministro galo de Asuntos Exteriores. También recordó que la declaración de la cumbre debería haber ido más lejos en el tema de reconocimiento mutuo de fronteras y derecho a la autodeterminación palestina en las poblaciones directamente afectadas por la guerra en Oriente Próximo.

Las incursiones de Israel en Líbano originaron una advertencia a Estados Unidos de la delegación francesa en la cumbre, que dirige el presidente François Mitterrand, en el sentido de que Francia podría suministrar armas a Líbano si Israel continuaba atacando a este país con material estadounidense. Washington expresó en Ottawa, por medio del secretario de Estado, Alexander Haig, la decisión de "aplazar indefinidamente" las ventas de nuevos aviones F-16, pero mantiene en pie los contratos de compra de misiles tierra-tierra y tierra-aire destinados al Ejército israelí.

Aunque los acontecimientos de Israel y el mundo árabe polarizaron la atención política de la cumbre, los siete participantes no olvidaron en el comunicado final repetir las advertencias a la URSS por su "política de rearme", que provoca idénticos reflejos en el bloque occidental. Expresaron su deseo de rápidas negociaciones para un control y reducción de armas.

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