Madrid se extiende hacia el cielo
El Madrid de la teja y el adobe se ha ido, poco a poco, quedando aislado entre grandes torres de hormigón, que, sin llegar a ser Manhattan, han conseguido imponer su colosalismo sobre la entrañable ciudad que los Austrias y Borbones nos dejaron. Como ejemplo típico -y doliente-, cualquier ciudadano madrileño tiene en su reciente memoria la antigua Fábrica de la Moneda, convertida en las inmensas moles de la llamada plaza del Descubrimiento, que a muy pocos ha satisfecho. Madrid es ya una ciudad que ha frenado su crecimiento hacia los extremos para empezar a desarrollarse hacia el cielo.Páginas 24 y 25
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