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CATALUÑA

El incendio de los almacenes El Aguila de Barcelona infunde sospechas a la compañía aseguradora

La compañía de seguros inglesa Alliance Assurance Company presentó ayer, ante el Juzgado de Instrucción número doce de Barcelona, una demanda solicitando el esclarecimiento de las circunstancias que rodearon el incendio de los almacenes El Aguila el pasado día 6 de junio. Según dicha compañía, la demanda se basa en que los hechos «pudieran ser constitutivos de un delito de imprudencia temeraria».

En el escrito presentado ante el juez, al que tuvo acceso EL PAIS, se pide que el cuerpo de bomberos emita un dictamen o informe «sobre los hechos ocurridos, las posibles causas y si el mencionado edificio contaba con las medidas contra incendios exigibles».Asimismo, demandan la declaración de la corporación metropolitana de Barcelona, la Delegación de Industria, la Consejería de Trabajo de la Generalidad y Gobierno Civil, así como de José Luis Anento Donoso, encargado general de los almacenes, y Raimundo Gutiérrez, administrador de la empresa.

La causa de la presentación de esta demanda es que el tema había quedado paralizado en el juzgado, y la coincidencia de una serie de circunstancias que para la compañía aseguradora son poco claras, como, por ejemplo, el hecho de que la póliza aseguradora hubiese sido suscrita el 3 de mayo de 1981, justo un mes antes del incendio, por un valor de 37 millones de pesetas, así como las contradictorias declaraciones hechas por los directivos de la empresa ante la policía de Barcelona.

Contradicciones

Al parecer, el Cuerpo Superior de Policía recibió la llamada del incendio a la una de la tarde del día 6 de junio, pero, contradictoriamente, algunos directivos de la empresa, que se hallaban en sus domicilios particulares, declararon que a las 12.15 horas fueron avisados del incendio, mientras que la hora más ajustada del inicio de éste son las 12.30 horas. A todo esto hay que añadir el hecho de que el edificio de El Aguila estaba catalogado como centro histórico, por lo que el Ayuntamiento se había negado a las reiteradas demandas del propietario de los almacenes para derribarlo.Dicho edificio, que consta de siete plantas y un sótano, ocupaba unos 2.000 metros cuadrados, valorados antes del incendio por el Ayuntamiento en unos 39 millones de pesetas. Pero ahora, una vez derribado, el valor del solar se ha multiplicado prácticamente por diez, según informaron a EL PAIS una serie de arquitectos.

Según las declaraciones hechas a la policía por los directivos de la empresa, el incendio se produjo por un cortocircuito en las vallas publicitarias de la empresa Publi-vía que estaban colocadas en la fachada del edificio. El incendio, que se propagó muy rápidamente a causa de la «carencia total de adecuadas medidas de seguridad», según informaron los bomberos, fue imposible de atajar rápidamente, debido a la falta de presión en las bocas de riego de la plaza de la Universidad. La falta de medidas de seguridad fue advertida en varias ocasiones por los bomberos a los propietarios del edificio.

El asunto del cuadro

El propietario del edificio es una de las sociedades del financiero Julio Muñoz Ramonet, de 69 años, conocido por la fortuna que hizo bajo el franquismo y propietario de una señorial mansión situada en la calle de Montaner, de donde dijo, hace uno años, que se le había robado un cuadro de once millones de pesetas. Las cinco compañías aseguradoras que cubren su casa investigaron el tema y llegaron a la conclusión de que no se trataba de un robo. Días más tarde, el cuadro apareció tras un radiador de la calefacción.Tras un largo contencioso con la familia del ex dictador dominicano Trujillo respecto a la propiedad de las acciones de Almacenes El Aguila, la Audiencia Territorial de Barcelona falló a favor de Julio Muñoz Ramonet.

En estos momentos, la empresa de los almacenes El Aguila estaba sometida a una instancia de quiebra, y sus bienes eran administrados por la sindicatura de la quiebra de los almacenes El Aguila. Muñoz Ramonet es también propietario de los almacenes El Siglo, los cuales sufrieron también un incendio en 1979, aunque éste fue sofocado rápidamente. Para este almacén también había pedido reiteradamente al Ayuntamiento de Barcelona el permiso para su derribo, pero la Corporación se lo había denegado por ser edificio histórico.

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