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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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La filosofía del futuro económico

Frente a un mundo que está claramente en vías de cambio acelerado y en el que se han modificado las relaciones de fuerza en muchos aspectos, surgen problemas que rebasan la capacidad y responsabilidad de una sola nación. Las recomendaciones de los organismos internacionales más serios, para conseguir un futuro más esperanzador, van encaminadas a que se intente alcanzar una era de cooperación y compromiso sin precedentes que conceda prioridad al incremento en la eficiencia y la equidad de la economía mundial, con la mezcla adecuada de mercado libre y planificación, para poder contar con un proceso eficaz de energía/ producción/ consumo, sin tener que sufrir las consecuencias negativas de la relación ambiente/salud.Si nos circunscribimos a la actual crisis económica de la Europa occidental, en la que España está inmersa, no es cierto que, como nos dicen siempre nuestras autoridades económicas, los factores desencadenantes de nuestras crisis sean el impacto negativo de la escasez de materias energéticas y los altos costes salariales. Este diagnóstico encubre la realidad total, minimizando aspectos clave de la crisis como conjunto.

Los problemas económicos actuales que nos afectan, con más o menos intensidad, a todos los países de Europa Occidental y, por supuesto, a España son:

- Caída del ritmo de desarrollo económico, con reducción de la actividad económica, por crisis de oferta ante una nueva situación internacional de cambio de los sectores productivos.

- Fuerte impacto de la crisis -energética mundial y, como ,consecuencia, aumentos importantes de las tasas de inflación.

- Creciente rigidez de las estructuras productivas y sociales, acompañada de una gran debilidad de las inversiones, lo que produce un incremento del paro ante la falta de renovación estructural y tecnológica del sector industrial.

- Desequilibrio permanente de las balanzas por cuenta corriente y crecimiento peligroso del endeudamiento exterior por las siguientes razones: problemas de oferta de productos industriales; incremento del precio de las importaciones de ciertas materias primas, principalmente de los hidrocarburos; deterioro de las unidades monetarias europeas con respecto al dólar, por el «efecto Reagan», y, como consecuencia, más tensiones inflacionistas por el aumento del precio de los crudos en términos de monedas europeas. En definitiva, serio deterioro de la relación real de intercambio.

La crisis general

Ante la situación descrita, España está inmersa en una crisis general que nos afecta a todos los europeos occidentales, incluidos los miembros de la CEE, de tal suerte que habrá que luchar conjuntamente, y no de forma aislada, para solucionar los problemas económicos con una visión de futuro, que no pierda de vista el largo plazo. La necesidad de estar integrados en un área económica importante es fundamental para España, y el que sea en la CEE resulta obvio por razones no sólo económicas sino también culturales.

Es preciso integrarse cuanto antes en la Comunidad Económica, para participar activamente en la programación comunitaria del desarrollo del enorme potencial que ofrece, en la actualidad, la ciencia y la tecnología para mejorar las condiciones del ser humano. Las políticas de ajuste necesarias dependerán, en gran parte, de las aptitudes de las sociedades europeas integradas para el aprovechamiento racional del capital intelectual y técnico, con el fin de responder a los déficit sociales y económicos a los que estamos enfrentados.

Para conseguir un avance científico-técnico capaz de superar la crisis económica de las próximas décadas es necesario tener presentes los objetivos siguientes:

- Mantener y sobre todo mejorar la capacidad de innovación, y todo lo que esto implica, para el saneamiento del sistema científico-técnico; explotar dicha capacidad de innovación para mantener un elevado ritmo de progreso técnico, acompañado de un crecimiento de la productividad del conjunto de la economía. En principio, dando prioridad a la solución de los problemas urgentes de ahorro y aprovisionamiento de energía, y promover con urgencia innovaciones sociales y técnicas creativas, en ciertos sectores de servicios e infraestructura, para responder a la evolución de los bienes y servicios individuales.

La baja productividad

Sería un grave error no abordar cuanto antes, como en otros países occidentales, el problema que podríamos considerar como la síntesis generadora de la verdadera recesión económica de España: la baja productividad del aparato productivo.

Los factores claves del problema son cuatro:

1. El incremento del precio de los crudos.

2. El incremento de los costes salariales.

3. El incremento de los costes financieros y, fundamentalmente.

4. el equipo capital obsoleto y una organización trasnochada.

Obviamente, la combinación de estos cuatro factores del coste de producción, en el actual modelo económico, repercute en el descenso de la productividad y, además, seguirán repercutiendo mientras no se cambie el modelo y también la filosofía económica para el futuro de nuestra sociedad.

- Los árabes y demás países petroleros quieren seguir obteniendo altos ingresos externos para seguir beneficiándose, en el mercado libre, de la rigidez de la demanda del crudo.

- Los trabajadores de los países industrializados quieren continuar aumentando sus salarios para seguir accediendo al consumo que la sociedad occidental les ofrece día a día con insistencia, a través de los medios de información, como camino para la realización personal del individuo dentro de la colectividad en la que vive.

- Los financieros seguirán intentando percibir altos intereses en sus operaciones, para de esta forma mantener el poder económico que les permite ser un fuerte grupo de presión en la sociedad.

¿Qué soluciones podrían aplicarse entonces para resolver estos problemas?

La única alternativa para aumentar la productividad y salir de la crisis es intentar mejorar la estructura y organización de las empresas para sanear el aparato productivo, renovando tecnológicamente los procesos.

Las políticas restrictivas no servirán para solucionar los problemas, muy por el contrario, serán un factor más de impulso de la recesión económica y además no frenarán la inflación.

El aumento de la productividad, para salvar la crisis, ha de vencer el gran obstáculo de la renovación del equipo capital obsoleto tecnológicamente y por ello causante real del descenso de la productividad empresarial.

¿Cómo desmantelar el equipo industrial obsoleto y cómo conseguir y luego canalizar recursos financieros para la renovación tecnológica de nuestro proceso productivo?

La respuesta a esta interrogante es la clave para la solución de los problemas económicos actuales, no sólo de España, sino también de toda la Europa Occidental industrializada:

- Aumentar la productividad del sistema económico, crear nuevos puestos de trabajo hasta conseguir el pleno empleo, reducir las horas de trabajo elevando los salarios reales de los trabajadores de forma racional, y mantener un excedente empresarial estimulante son los objetivos que podrían alcanzarse si se sabe responder de forma innovadora a la transformación tecnológica del equipo capital de nuestro aparato productivo. Las organizaciones empresariales, los sindicatos de los trabajadores y el Gobierno como árbitro son los encargados de alcanzar la fórmula que resuelva la renovación tecnológica gradual de todo el actual proceso económico de España.

Tecnologías más avanzadas, mayor cualificación de las fuerzas de trabajo, objetivos económicos claros en las políticas empresariales, un clima mejor para la creatividad en el trabajo, métodos de gestión y producción racionales, mejor calidad de los productos o servicios finales, motivaciones suficientes para el trabajo en equipo, programaciones adecuadas para evitar incertidumbres, rentabilización, de las empresas y un largo etcétera serían matices muy cualificados a tomar en consideración para llegar a potenciar un aparato productivo y de servicios eficiente, generador del bienestar social de los españoles.

Consenso en la asignación de recursos financieros

Una programación consensuada por las fuerzas socioeconómicas y el Gobierno, en la asignación de recursos financieros al sector empresarial privado y público, podría ser quizá la base para que la actividad económica de España funcionase racionalmente, potenciando el equilibrio de las distintas ofertas a las correspondientes demandas, de forma que no se generasen alteraciones significativas en los precios ni se crease desempleo por falta de ofertas de trabajo, siempre que, además, existiesen programas previos de reconversión de mano de obra, en función de las variaciones previstas en los programas de reestructuración empresarial de los sectores y subsectores económicos del aparato productivo del país. Obviamente, deberían tenerse en cuenta también las necesidades de importación de España (a nivel de cantidades y precios) para la buena marcha de la actividad económica hacia el interior y el exterior de la nación.

Aparte de la programación en la asignación de recursos financieros al sector empresarial privado y público, otras medidas de política económica sobresalientes a discutir también por las tres partes (patronales, sindicatos y Gobierno) podrían ser, a nuestro juicio, las siguientes:

- Definir con claridad y concreción lo que España puede producir para los mercados interior y exterior.

- Procurar, en el menor plazo posible, reequilibrar nuestros intercambios con el exterior.

- Desarrollar, antes de entrar en la CEE, prioritariamente el comercio exterior con el Japón y los países de la OPEP.

- Reestructuración de los sectores en crisis (siderúrgico, naval, textil, automotriz, etcétera) y otros sectores tradicionales de la industria.

- Potenciación y desarrollo de los siguientes sectores. microelectrónica, informática y telernática, bioingeniería, agroalimentación, sanidad, conservación del medio ambiente, nuevos sistemas de transportes colectivos y turismo selectivo de invierno.

- Potenciación y desarrollo de los servicios públicos y sociales siguientes: educación y guarderías infantiles, servicios asistenciales a ancianos, minusválidos y enfermos psíquicos, viviendas y urbanismo, deportes olímpicos y populares, cine, teatro y otros espectáculos artísticos (música, pintura, escultura y cerámica, baile y literatura en general).

- Fomento, desarrollo y ayuda financiera prioritaria a la investigación científica y tecnológica de carácter innovador.

- Desarrollo del sistema financiero para ponerlo al nivel de las anteriores medidas señaladas.

Es bien cierto que todo lo. que se ha dicho en el artículo no son, como dicen ahora los cursis, cuestiones «puntuales», pero está claro que España debe abordar una filosofía clara, en cuanto al futuro económico, si no quiere estar siempre inmersa en un círculo vicioso de «puntualidades», por no haber aclarado previamente las verdaderas razones de sus problemas reales.

Pablo Cantó es economista

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