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Las mejoras en la gestión empresarial redujeron el índice de siniestralidad en 1980

El descenso o la estabilidad de los siniestros económicos en 1980 (véase la edición de ayer de EL PAIS) es todavía más claro en un estudio-muestra que acaba de realizar la entidad privada Crédito y Caución, al que ha tenido acceso EL PAIS. De un universo de 5.000 empresas que vendieron a crédito productos por valor de 758.248 millones de pesetas, a algo más de un millón de empresas clientes, los impagados ascendieron el año pasado a 8.955 millones de pesetas, lo que representa el 1,18% del total, porcentaje muy inferior a los de años anteriores.

Concretamente, en 1978 la siniestralidad de una muestra de 516.268 millones de pesetas facturados había sido de 8.115 millones de pesetas; es decir, el 1,57%. Al año siguiente, 1979, de los 681.000 millones de pesetas incluidos en el estudio no se pagaron 10.519 millones de pesetas, cifra mayor a la anterior, pero que en porcentaje sobre el total supone un descenso del 1,57% al 1,54%.Si bien el espectro de este estudio es más limitado que el del Registro de Aceptaciones Impagadas (RAI), sus autores han señalado a EL PAIS que refleja mejor la situación de liquidez de las empresas. Mientras que en las letras impagadas se incluyen una gran parte de las ventas de empresas a consumidores finales, en el trabajo de Crédito y Caución, empresa dedicada a asegurar las ventas de las empresas, la mayoría son facturas impagadas correspondientes a ventas con crédito entre treinta y 180 días. Por otra parte, en el RAI aparecen todas las letras no pagadas el día de su vencimiento, aunque lo sean en los siguientes; y en el citado trabajo únicamente cuentan las situaciones en que, una vez superados los contactos amistosos para el cobro, se inician las gestiones por todo tipo de medio.

Según fuentes de Crédito y Caución, realmente la siniestralidad económica se estabilizó durante 1980. La mejoría fue apreciada sobre todo en los últimos meses de 1980 y las impresiones disponibles indican que continúan en los primeros meses del presente ejercicio. Añaden que parte de la reducción en los impagados responde a mejoras en la gestión y la perfección en la red de clasificaciones de la empresa, pero en cualquier caso puede afirmarse que se ha tocado fondo con respecto a los años 1974, 1976 y 1979, que fueron los peores de la crisis.

Sectores y subsectores

La evolución de los porcentajes medios de siniestralidad por sectores, definidos de acuerdo con la clasificación nacional de actividades económicas, puede observarse en el cuadro adjunto, aunque de 1979 a 1980 dicha media aumentó en seis de los casos citados, ello obedece a que se trata de medias aritméticas, calculadas sin ponderar el peso de la maraña de subsectores.Así, por ejemplo, dentro del de minería, donde creció más la siniestralidad (del 1% al 2,2%), descendieron los impagados en los subsectores de extracción y preparación de mineral de hierro (del 0,15 % al 0%), de extracción y preparación de minerales metálicos no férreos (la misma evolución) y de extracción de piritas y azufre (también del 0, 15 % al 0%). Por el contrario, aumentó vertiginosamente en el de extracción y, depuración de gas natural (0% al 6,7%), y también ligeramente en el de crudos de petróleo (del 0,3% al 0%). En los demás hubo estancamiento o muy cortos incrementos.

En el sector de energía, que es, junto al de artes gráficas y metal, el único con reducciones de las medias aritméticas, los descensos fueron generales. El subsector de fabricación y distribución de gas bajó del 0,21% al 0,12%; y el de captación, depuración y distribución de agua, del 2,6% al 0,007%. En el resto -refino de petróleo, producción y distribución de vapor y agua caliente, y producción y distribución de energía eléctrica-, los impagados fueron inapreciables.

En artes gráficas, el subsector de edición redujo su siniestralídad del 1,2% al 0,9%. En los restantes se registró estabilidad, salvo para la fabricación de pasta papelera, en que aumentó del 0,8% al 2,3%.

El panorama de subsectores en el metal, cuya reducción fue, en términos medios, prácticamente inapreciable, es mucho más confuso. Pero subsectores de tanto peso como la fabricación de tubos de acero y el trefilado, estirado, perfilado y laminado en frío de acero la bajaron del 4,4% al 1,2%. Algo similar ocurrió en la construcción naval y en la reparación y mantenimiento de buques, donde bajó del 1,2% al 0,4%. No puede decirse lo mismo de la siderurgia integral, que la aumentó del 1,5% al 2,1%.

De menor peso son los descensos en la construcción y montaje de vehículos automóviles y sus motores (de 0,06% a 0%), lo que ciertamente contrasta con el mal año para las ventas del sector, así como la fabricación de aparatos electrodomésticos (de 1,3% a 1,2%), y la de lámparas y material de alumbrado (de 0,9% a 0,6%). El tratamiento y recubrimiento de metales logró bajarla también del 0,8% al 0,5%.

Sin embargo, los casos más notorios de incremento de la siniestralidad en el sector metalúrgico los representan la construcción de máquinas agrícolas y tractores industriales, donde pasó del 12,1% al 10,6%, y la construcción de máquinas y equipo para las industrias alimenticias, químicas, del plástico y del caucho.

Estas fuertes alzas, si bien no tienen gran peso ponderado, fueron consecuencia del empeoramiento en la siniestralidad de varios subsectores dentro de los sectores de alimentación y bebidas y del químico. En ambos casos se puede decir lo contrario que en los casos anteriores.

Por ejemplo, en la fabricación de pastas alimenticias y productos amiláceos, que fue el subsector con mayores impagados, éstos subieron del 18,5% al 21,1%. Tan alto porcentaje empuja al alza la media aritmética, pero realmente en el sector hubo mejoría. Un subsector de tanta importancia como la fabricación de productos para la ahmentación animal bajó en impagados del 2,5% al 1%; las industrias de bebidas no alcohólicas, del 0,6% al 0,4%, la fabricación de aceite de oliva,del 0,4% al 0,2%; la industria láctea, del 0,7% al 0,2%. Las industrias vinícolas y alcohólicas en general registraron un crecimiento del 1,2% al 1,9%.

En el químico, sin embargo, todos los subsectores aumentaron su siniestralidad, incluido el citado del caucho, donde pasó del 1,9% al 2,6%. En la fabricación de productos farmacéuticos, el incremento fue del 0,06% al 0,8%, y en la transformación de materias plásticas, del 0,8 % al 1,112%.

Mención aparte merecen los sectores de construcción, madera, cerámica y textil y cuero, cuyas medias aritméticas arrojaron asimismo crecimientos de la siniestralidad.

En el textil, registraron descensos la mitad de los subsectores: fibras duras y sus mezclas (de 3,6% a 3,2%), fibras artificiales y sintéticas (de 1,5% a 1,4%), y fabricación de géneros de punto (de 1,79% a 1,78%). Pero estas mejoras quedan oscurecidas con el aumento en el subsector de curtido y acabado de cueros y pieles (de 1,5% a 3%), así como el paso en el de industria de peletería, del 1,2% al 3,1%.

En construcción, madera y cerámica, hubo dos subsectores con grandes alzas: el de fabricación de cementos, cales y yeso (de 1,5 % a 4,9%), y el de carpintería y madera (de 2,8% a 5,8%). Por el contrario, el de fabricación de productos del corcho bajó del 3,5% al 0,9%. Y el subsector más importante, cual es la construcción de inmuebles y obras públicas, aumentó su siniestralidad del 1,4% al 1,6%.

Efectos impagados

En cuanto a los datos del RAI sobre letras impagadas, los correspondientes a toda España que elabora el Instituto Nacional de Estadística se quedan en septiembre de 1980. Y pese a que todo parece indicar que los mejores meses también fueron los últimos del año, la media mensual de los valores totales acumulados por los efectos protestados pasa de 90.606 millones de pesetas en 1979 a los 99.282 de 1980; es decir, que sin contar los cuatro meses finales, el incremento en términos nominales no llegó a sobrepasar el de la inflación. La media de efectos protestados a nivel nacional en los ocho primeros meses del año pasado se aproxima al millón.De Madrid sí hay datos actualizados, los que publica el Consejo Superior Bancario. Los más recientes corresponden a los cinco primeros meses de 1981, e indican que el número de efectos impagados (protestados y no protestados) se estabilizó con un ligero incremento sobre los cinco primeros meses del año anterior (pasó de 82.036 a 82.656). No obstante, el valor total de los mismos tampoco compensa en su incremento a la inflación. Frente a 15.619 millones de pesetas de efectos protestados en enero-mayo de 1981, el período anterior acumuló 14.544 millones de pesetas. Igualmente, frente a los 4.751 no protestados de los primeros cinco meses del presente ejercicio, los de igual período del anterior llegaron a 48.478. En total, durante 1980 hubo en Madrid 129.660 efectos protestadospor importe de 34.921 millones de pesetas, a los que deben añadirse otros 66.673 impagos y no protestados por valor de 11.637 millones.

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