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Hoy comienza en Varsovia el primer congreso extraordinario en la historia del Partido Comunista polaco

Un año después del comienzo de las huelgas que desencadenaron la crisis del país, se inicia hoy en Varsovia el 9º Congreso del Partido Obrero Unificado de Polonia (POUP, comunista), que por primera vez en la historia de la República Popular de Polonia tiene carácter extraordinario.

En el informe del Comité Central del POUP se reconoce que la fuente principal de "la crisis fue la ruptura y violación de los lazos entre el liderazgo del partido y la clase trabajadora".Un joven funcionario de una oficina del Gobierno polaco respondió ayer a la pregunta de cómo van las cosas con optimismo: "¿Qué más podemos pedir? El congreso del partido se celebra, y tendrá lugar en el Palacio de Congresos.

El optimismo del joven funcionario no basta al ciudadano medio, al hombre de la calle en Polonia, que espera del congreso una solución milagrosa de la crisis económica, de la difícil situación de des abastecimiento que atraviesa el país. Según algunas encuestas, sólo un tercio de la población espera mejoras después del congreso del POUP, y un 40% todavía no es consciente de que hubo reformas en Polonia.

El POUP reconoce que los lazos con la clase obrera estaban rotos y ahora se plantea el problema de recuperar la confianza y el liderazgo del partido en la sociedad. La tarea les parece a muchos casi imposible.

En un documento de tesis del Comité Central para el 92 congreso se fijan los siguientes objetivos primordiales: trazar el programa del partido en la obra de desarrollo de la democracia socialista, el afianzamiento del papel dirigente del POUP y la estabilización socioeconómica del país.

Salir de la crisis

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El documento señala como tarea de mayor importancia que "nuestro partido, en común con todas las fuerzas patrióticas, saque al país de la crisis". El análisis del Comité Central no escamotea críticas sobre la dirección incompetente de los procesos de desarrollo por directivos designados arbitrariamente, sin tener en cuenta los principios democráticos y el criterio de capacidad profesional".

También dice el texto del Comité Central que "el modo de adoptar decisiones era muy defectuoso y a veces reprobable", y que "distintos grupos de presión sectoriales y regionales se valían con frecuencia de peritajes científicos erróneos y de las relaciones personales". Se condena en el documento la falta de democracia interna en el partido, la fosilización y el autocralismo.

En el campo positivo del balance presentado por el Comité Central figura la decisión de afrontar la crisis por medios políticos. En todo el año pasado, salvo los incidentes de Bydgosczc y las detenciones con procesamiento de cuatro disidentes nacionalistas derechistas, Polonia ha vivido un año sin la menor represión violenta.

Ante el 9º congreso, que comienza hoy a las nueve de la mañana con tres horas de discusiones sobre el procedimiento, las expectativas de cambios espectaculares no existen. Entre los sectores críticos de la sociedad polaca existe más bien un cierto escepticismo.

En un largo análisis publicado por el grupo Experiencia y Futuro (DIP), que agrupa a intelectuales comunistas y no comunistas, se escribe que las fuerzas conservadoras reafirmaron sus posiciones después del undécimo pleno del Comité Central, el que discutió la carta de la Unión Soviética y donde el miembro del Politburó Tadeusz Grabski llegó a pedir el cese del primer secretario del POUP, Stanislaw Kania. El DIP teme que se pierda una oportunidad histórica, y dice que un fracaso en el desarrollo polaco supondría un triunfo para la derecha en la próxima década, y no sólo en el campo comunista, sino en todo el mundo.

El congreso elegirá al primer secretario y al comité central en votación secreta. Sobre el mecanismo de elección hay varias posibilidades, pero parece muy probable que el primer secretario sea elegido por el congreso en pleno, donde se calcula que Stanislaw Kania podría tener unos 1.700 votos, de los 1.964 delegados. Estas fórmulas de elección plenaria y secreta suponen un importante avance en la democratización interna del partido, y son algo inconcebible en un partido comunista del Este de Europa.

La cuestión ahora será ver si todos estos intentos no llegan un poco tarde. El grado de desconfianza hacia el partido en la sociedad polaca es muy profundo, y la credibilidad será difícil recuperarla.

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