El Gobierno Thatcher legislará contra los causantes de tumultos callejeros
La primera ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher, fue abucheada el jueves varias veces en la Cámara de los Comunes, cuando señaló que el paro no era la causa principal de los tumultos que se registran desde hace ocho días en el país, ya que en ellos participan niños en edad escolar. Por tanto, de acuerdo con su ministro del Interior, la primera ministra ha hecho un llamamiento a los padres para que vigilen más a sus hijos, y se está examinando una posible nueva legislación para que estos padres tengan que pagar las multas de sus hijos cuando éstos son menores de edad.
Ante la patente preocupación del Gobierno, que intenta decretar medidas severas para poder acabar con estos tumultos, este fin de semana podría ver empeorarse la situación. En Londres se han suspendido los permisos de numerosos policías. En la noche del jueves se produjeron incidentes en diversos barrios de Londres, con grupos de jóvenes -en su mayoría negros- atacando a la policía y destruyendo escaparates, escenas que se repitieron en Hull y en Manchester. En esta ciudad, decenas de jóvenes intentaron por segunda noche consecutiva asediar la comisaría de policía del barrio de Moss Side, siendo dispersados por las fuerzas de seguridad.
No se descarta el uso de tropas
Visitando ayer Moss Side, el ministro británico del Interior, William Whitelaw, señaló que no descartaba el uso de tropas si se agravaba la situación, comentando que una nueva ley contra la sedición estaba siendo estudiada y que quería modificar la legislación para responsabilizar más a los padres por los delitos que cometan sus hijos menores de diecisiete años.Estas fueron, sin duda, las medidas que el jueves discutió un Consejo de Ministros dedicado únicamente a examinar los actuales acontecimientos. La ley contra la Sedición, tras dos siglos y medio de historia, fue revocada en 1967, pero ahora el Gobierno británico quiere resucitarla bajo una nueva forma; permitiendo así a la policía dispersar a las masas, ordenando que despejen las calles. El Gobierno está estudiando asimismo la dotación de nuevos medios para la policía, entre los que figuran otros modelos de cascos, uniformes anticombustibles y cañones de agua.
Los analistas coinciden en señalar que la violencia de la que han dado prueba los manifestantes, algunos de los cuales no tenían ni siquiera diez años, no tiene un origen político sino un malestar más profundo, algo así como una "crisis de identidad". No se trataría de un "rechazo del sistema", ni de incidentes raciales propiamente dichos, sino de un fenómeno de exasperación que llevaría, en medio del estupor de los ingleses, a una concepción de la vida según la cual "todo está permitido".
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