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El Ayuntamiento mantiene cargas financieras de origen medieval

Salvo excepciones, los representantes estatales, municipales o provinciales están exentos del pago de impuestos. Puede tranquilamente decirse que Hacienda somos todos, menos ellos.En general, se limitan a cobrar a sus administrados en concepto de determinados servicios que se prestan a la comunidad.

Sin embargo, no siempre ha sido así, y aún subsisten obligaciones tributarias impuestas en su día por la autoridad eclesiástica, local o estatal que continúan en vigor.

En el caso concreto del Ayuntamiento de Madrid, se mantienen restos residuales de cargas que gravan el patrimonio municipal y que, al menos formalmente, se continúan pagando, como lo prueba

el hecho de que las cantidades destinadas a este fin se sigan recogiendo año tras año en los presupuestos municipales ordinarios.

Todas estas cargas revisten la forma de censos y tienen su origen histórico en los siglos XVI y XVII.

Una de estas cargas procede de la utilización que hace el municipio del puente de Toledo, situado en pleno casco antiguo de la ciudad. Por este uso, el Ayuntamiento paga anualmente 825 pesetas al capellán de la villa de Nestrosa (actualmente denominada Hinestrosa de las Quintanillas, localidad situada en la provincia de Santander). La conversión en pesetas de éste y de los restantes impuestos se realizó a principios de siglo, en 1902, cuando las autoridades locales consideraron conveniente traducir en pesetas los compromisos contraídos en maravedíes, reales o ducados.

En esta misma línea, se destina otra partida de 412,50 pesetas para el cabildo metropolitano de Santiago de Compostela, procedente de los intereses de un censo que originariamente gravaba todas las propiedades, impuestos y rentas de la villa de Madrid y especialmente el producto de la sisa llamada "Cuarta blanca del carbón". Según datos obtenidos en los archivos municipales, esta sisa (impuesto de origen árabe que se aplicó en Castilla durante la baja Edad Media) se obtenía sobre la venta del carbón en la lonja

de la ciudad.

Las lonjas de venta ya no existen y el comercio del carbón ha perdido interés frente a otras fuentes de energía. No obstante, el Ayuntamiento, fiel a sus tradiciones y compromisos históricos, continúa abonando las cantidades correspondientes a los canónigos de la catedral de Santiago.

La Congregación de Presbíteros Naturales de Madrid recibe desde el siglo XVII un total de 206,25 pesetas, producto de los intereses de un censo de 6.875 pesetas. Esta carga municipal proviene del siglo XVII y, al igual que los casos mencionados, la continuidad de esta obligación económica no ha sido cuestionada por las últimas corporaciones.

Otras obligaciones de las Cortes medievales con repercusión en el Municipio también continúan presentes en el Ayuntamiento. Así, del hospedaje de escuderos en casas particulares, a las que se pagaba regularmente para garantizar un lugar de alojamiento cada vez que se recibía una visita de importancia en la Corte, se mantiene esta obligación (es la llamada Regalía de aposento, en algunas casas de Madrid, tal como ocurre con el edificio situado en la travesía de Peligros, 6 (13 antiguo). Los herederos de la propiedad de esta vivienda continúan recibiendo anualmente 63,43 pesetas en concepto de un servicio que hace tiempo dejaron de prestar, pero que si en cualquier momento la Casa Real o el alcalde de Madrid decidieran utilizar ese edificio para residencia de una determinada visita, tendrían todo el derecho a hacerlo, sin que la propiedad pudiera poner objeciones.

Menos de seis pesetas por utilizar la Cañada Real

La utilización de la Cañada Real, cuyo trazo corre paralelo a la calle de Alcalá, es el impuesto más barato que sostiene este Ayuntamiento, ya que su uso solamente le supone el pago de 5,41 pesetas a la Asociación de Ganaderos. Concretamente, el pago municipal se efectúa por la ocupación de los terrenos situados en el estribo del puente de Las Ventas. La parte restante de la Cañada puede ser utilizada en cualquier momento por el ganadero que lo necesite, ya que el paso de la Cañada continúa perfectamente delimitado.Si no lo hacen es, obviamente, por el caos que podría suponer el encontronazo en plena calle de Alcalá entre coches y cabras, ovejas o vacas, pero no existe impedimento legal para que lo hagan.

En recuerdo de las sisas medievales queda también un caso de pago a la Fundación de las Memorias de Vargas, cuyo patronato recibe 1.632,37 pesetas por el pago de cinco créditos de sisas.

Una de las cargas municipales más recientes fue contraída con el Estado y supone el pago de 4.221,85 pesetas por el uso de los terrenos denominados La Tinaja, situados en Moncloa, sobre los que se asienta la Escuela de Cerámica y que fueron cedidos al Municipio para el ensanche del parque del Oeste.

Los impuestos que el Ayuntamiento no recibe

El pago de estos tributos, dada su cuantía, no preocupa de manera excesiva a los actuales responsables municipales, ya que, pese a la obligatoriedad de resolverlos, la cantidad afectasolamente de manera simbólica a las arcas municipales. En cambio, el dinero que deja de percibir del Estado, la Iglesia y organismos oficiales (españoles y extranjeros) en general les supone mayor disgusto, por cuanto su cobro

aliviaría en buena parte el estado de las deudas municipales.

Entre los que se encuentran exentos de afrontar los impuestos municipales se encuentran todas las dependencias y organismos de carácter estatal, las eclesiásticas que tengan un

carácter benéfico-docente o los organismos internacionales, siempre que el favor sea recíproco.

Joaquín Leguina, concejal responsable de Hacienda, asegura que es imposible hacer una valoración aproximada de lo que

podrían recibir de estos «ciudadanos especiales», pero que serían cientos de millones de pesetas. «En el caso de los edificios estatales y provinciales», explica Leguina, «dada la reciprocidad que existe, considero que es normal el que no paguen sus impuestos municipales. Lo mismo cabe decir de la representación diplomática extranjera, siempre que fuera tengamos el mismo trato de favor.

Es decir, que nuestra representación diplomática reciba el mismo tratamiento. De todas formas, es un tema revisable porque también podría el Estado hacerse cargo de esos pagos.

En cuanto a la Iglesia, hay que tener en cuenta que los templos e iglesias han sido construidos con el esfuerzo de la colectividad y que prestan a ésta un importante servicio.

Sería injusto que cobráramos por los Jerónimos, por poner un ejemplo. No solamente beneficia a los católicos, sino que por su valor estético e histórico nos beneficia a todos.

Puede que merezcan otro tratamiento los edificios destinados a alojamientos, oficinas o centros de enseñanza, que tampoco pagan nada, a excepción de la recogida de basura y las licencias de obras, pero de momento no hay ninguna modificación prevista».

Por lo demás, las restantes excepciones no son muchas. Entre ellas. cabría señalar a la Telefónica, que, en virtud del contrato suscrito entre el Estado y la Compañía Telefónica, ésta pasó a recibir un tratamiento de favor en lo que al pago de impuestos se refiere.

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