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CIENCIA

Descubrimiento de una "Iente gravitacional" en el universo que confirma las teorías de Einstein

Científicos de Estados Unidos y de la Unión Soviética llevan colaborando más de dos años en la investigación de un fenómeno astronómico que podría aportar datos nuevos sobre el origen del mundo y las dimensiones e historia del universo, confirmando de paso una de las hipótesis enunciadas por Einstein en 1936, y hasta ahora no demostrada.

La colaboración entre las dos potencias comenzó, según la agencia Novosti, con un telegrama recibido por el Observatorio Astrofísico Especial de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética (observatorio situado en el Cáucaso del Norte) y enviado por el Observatorio Nacional Kitt Peak, de Estados Unidos. El telegrama norteamericano solicitaba la colaboración de los astrofísicos soviéticos para obtener fotografías de gran capacidad de resolución en la región del cuásar doble Q 0957-561, con el fin de intentar localizar el cuerpo espacial que provocaba el desdoblamiento de la imagen de dicho cuásar.Un cuásar es una estrella muy lejana, en los límites observables del universo, que tiene, entre otras características, la de variar de forma pulsante su intensidad. Einstein, en un artículo publicado en 1936 en la revista Science, predijo la posibilidad de observar en el espacio un fenómeno derivado de su teoría de la relatividad: la desviación de un rayo de luz debido a la atracción gravitacional de un cuerpo muy denso por cuya proximidad pasase la trayectoria luminosa. Según la hipótesis einsteniana, si entre una lejana fuente de luz cósmica y el observador mediara un fuerte campo gravitacional (por ejemplo, una estrella muy densa o una galaxia de enorme densidad), los rayos de luz se desviarían, por lo que el observador podría observar una imagen doble del lejano objeto: la directa y la de la luz desviada.

Este fenómeno, denominado por los astrofísicos como lente gravitacional, parece que por fin fue observado, 43 años más tarde, por los astrónomos norteamericanos de Kitt Peak, al identificar en 1979 un cuásar doble, es decir, dos imágenes iguales de lo que parecían dos astros próximos entre sí y situados a la misma distancia (unos 10.000 millones de años-luz, siendo un año-luz la distancia que recorre la luz, a una velocidad de 300.000 kilómetros por segundo, en un año).

Los norteamericanos no lograban identificar el cuerpo celeste situado entre el cuásar doble y la Tierra, presunto responsable del desdoblamiento de la imagen. La identificación de dicho cuerpo confirmaría, por primera vez en la historia, la teoría de Einstein acerca de las lentes gravitacionales.

En un primer momento, los científicos soviéticos, bajo la dirección del astrónomo Igor Karachentsev, no consiguieron tampoco detectar nada positivo, a pesar de la alta calidad de las fotos obtenidas, y así lo comunicaron a los norteamericanos. Pero la investigación continuaba por ambas partes, y por fin, cuando al telescopio norteamericano del monte Palomar se le aplicaron sofisticados sistemas de televisión y computadoras, se logró detectar una galaxia, muy lejana y compacta, que se encontraba en línea con una de las imágenes del aún más lejano cuásar y que, por su menor luminosidad, era invisible. Pero quedaba por resolver otra cuestión que intrigó desde el principio a los astrónomos: la diferencia de coloración entre las dos imágenes. Si se trataba de una imagen doble de un mismo cuásar, como parecía ya claro, ¿por qué tenían distinta coloración? Los astrónomos soviéticos y norteamericanos acaban de llegar por fin a una explicación, tras casi un año de trabajo intensivo. Se trata, en cierto modo, de un problema geométrico: uno de los rayos luminosos llega antes que el otro a la Tierra porque ha sido menos desviado por la galaxia oculta que funciona como lente gravitacional. Ello entraña una serie de distorsiones, entre ellas la diferencia de color observada.

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