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Los empresarios del bingo solicitan la revisión del reglamento

El juego del bingo comienza a encogerse después del boom que supuso su autorización hace un par de años. Esta retracción se produce porque hay cada vez menos jugadores y porque ya no es un gran negocio. Según la Federación Española de Empresarios del Juego del Bingo, el actual reglamento del juego provoca múltiples y costosos trastornos financieros; por ello solicitan su revisión. Además, la Hacienda Pública, que encontró en este juego una pequeña gallina de los huevos de oro, limita tanto los beneficios que hace a las empresas concesionarias en general poco rentables.

Hace dos años se abrió la veda. Y en España salió a la calle un juego practicado durante años, al principio, en zonas rurales, con el nombre de «lotería». Con ese nombre se vendió entre los «juegos reunidos» para niños en la época de su prohibición. En algunos lugares, quizá por influencia extranjera, este juego se llamó «bingo» o «quinto». Hoy los españoles tenemos a nuestra disposición 860 salas de bingo repartidas por toda la geografía.El bingo es un juego en que el jugador apenas participa. Sobre el cartón todo está hecho. Sólo hace falta un sentido del oído más o menos normal y en su defecto, cierta habilidad para mirar con rapidez los números que se encienden en la pantalla que repite las bolas sacadas por la mesa. Y tachar. Borrar números es la única actividad del jugador frente a un cartón. El bingo no admite el escepticismo facial del póquer ni la picardía del mus. Al jugador sólo le resta sentir los impulsos sanguíneos acelerados cuando le faltan dos números, un número por tachar. Pero nada más.

El bingo ofrece, en cambio, la posibilidad de charlar con el vecino y sentarse en una mesa y pasar la tarde con la sensación de «jugarse la pasta». 2.000, 3.000 o 5.000 pesetas no tienen el mismo valor en la sala de bingo o en un casino. Dan más de sí en aquélla.

El bingo también es el juego prohibido por el anterior régimen, y luego consentido en sus últimos tiempos. El bingo se reglamentó por orden ministerial el 9 de enero de 1979.

Para el Ministerio de Hacienda, el bingo es una joven gallina de los huevos de oro. Cuando se autorizó el juego, las expectativas fiscales situaban el techo en 2.000 o 3.000 millones de pesetas al año de recaudación. Por tasas fiscales, las arcas del Tesoro pueden ingresar el presente ejercicio alrededor de 60.000 millones de pesetas, al menos así lo aseguran los gestores de salas de bingo, además de 5.110 millones por la venta de los cartones.

En números redondos, las salas de bingo españolas reúnen una mano de obra de 40.000 personas y producen un empleo inducido de número similar. Estos trabajadores, siempre según los empresarios, obtienen unas percepciones directas de empresas de 960.000 pesetas anuales y alrededor de 400.000 pesetas anuales en propinas por empleado y año.

Las salas tienen diversas categorías en función del número de plazas hábiles: de primera, hasta seiscientas personas; de segunda, hasta 250, y de tercera, hasta un centenar de personas.

Hacienda, al fondo

Los empresarios del juego del bingo están pidiendo a voces el cambio del reglamento que se aplica. Entienden además que esa normativa, del año 1979 está desfasada y causa unos problemas financieros tales a las salas que esta actividad comienza a perder rentabilidad, además de reducirse el número de jugadores practicantes.En el aspecto estrictamente financiero los gerentes de las salas piensan que el juego está gravado en exceso y los márgenes de beneficio no permiten la viabilidad de muchas empresas. En un cartón de cien pesetas (el 80% de los que se venden en el país son de este precio), el 60% se dedica al premio de bingo, y el 10%, al de línea. Un 20% corresponde a la tasa fiscal, y del 10% restante, el 2%, es decir, dos pesetas, es el precio del cartón en el momento de su compra en Hacienda. Con ese 8% final, las salas tienen que hacer frente a los pagos de la empresa concesionaria -está reglamentado que sea deportiva o benéfica, a la masa salarial y a las amortizaciones de las inversiones realizar estos pagos, el beneficio deración Española de Empresarios del Juego del Bingo, después de realizar estos pagos,el beneficio neto de la sala alcanza, como media en la geografía española, a 0,73 céntimos por cada cien pesetas jugadas. Y con estos beneficios se debe cotizar el 34% establecido para cualquiera sociedad anónima por impuesto de sociedades.

El polémico impuesto de tráfico de empresas

El impuesto de tráfico de empresas, que el Ministerio de Hacienda tenía previsto cobrar sobre 80 pesetas, es decir, 5,60 pesetas por cada cartón de cien pesetas, está prácticamente desechado por el Consejo de Estado. Por este concepto hay levantadas ochenta actas administrativas. En su día, y ante la posibilidad de una orden ejecutiva de cobro o clausura del local, los empresarios del bingo de toda España llegaron al acuerdo de cerrar todas las salas si aquello se producía. La queja fundamental estribaba en que el ITE no lo podían aplicar ellos posteriormente en el precio del cartón, por lo que el cobro del ITE por Hacienda no se ajustaba a derecho.En el orden laboral, la Federación Española de Empresarios del Juego del Bingo considera que el reglamento está obsoleto por las medidas que contempla. Entre ellas, la necesidad de que en la sala se encuentre presente un número determinado de trabajadores de plantilla, cuando la realidad habla de que las salas tienen flujos irregulares de jugadores.

Las horas puntas del bingo en días laborables son de siete a nueve de la noche; la apertura de la sala se realiza a las cinco de la tarde y se cierra a las tres de la madrugada.

Los empresarios denuncian asimismo que el personal de plantilla no puede ascender de categoría si previamente no obtiene otro carné de la Comisión Nacional del Juego y renuncia a su anterior puesto de trabajo.

Por último, los empresarios del bingo insisten en modificar el actual reglamento porque de él derivan fuertes sanciones pecuniarias por motivos administrativos o por minuciosos requisitos de orden interno y seguridad.

La Brigada Especial del Juego, que se presenta como mínimo una vez al mes en cada sala, comprueba, entre otras cosas, las siguientes: que los cartones sean los que emite la Fábrica de Moneda y Timbre; que las bolas y las máquinas estén homologadas por la Comisión Nacional del Juego; que se lleve una contabilidad perfecta de las partidas; que se realice un riguroso control en admisión, anotando la fecha de entrada del jugador, y no se permita el acceso a quienes no sean portadores del documento nacional de identidad, pasaporte o carné de conducir; que los jugadores no accedan a la sala antes de finalizada la partida; que no se vendan cartones antes de recoger los de la partida anterior (punto este que no se lleva a cabo con frecuencia en estos términos), y que las puertas de emergencia reúnan condiciones, los sistemas de seguridad sean correctos, etcétera.

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