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RELIGION

Díaz Merchán recibe hoy a representantes de Cristianos por el Socialismo

«La Iglesia ha de mostrarse especialmente en estas circunstancias más preocupada por la defensa de los derechos del hombre que por la salvaguardia de los suyos propios», decían los obispos vascos en el documento que provocó un enredo diplomático entre el Gobierno y la Iglesia. El mismo concepto preside el análisis y propuestas de dos documentos de Cristianos por el Socialismo que hoy presentarán al presidente de la Conferencia Episcopal, Díaz-Merchán.

«Nos preocupa la crisis permanente de la democracia y el hecho inquietante de que el desinterés y el miedo vayan instalándose en el conjunto de la sociedad, y la constante amenaza del golpismo y del terrorismo. Nos preocupa que se vuelva a hablar de la pena de muerte y de una política restrictiva a las libertades autonómicas», dicen los citados documentos, firmados en Madrid y Cataluña.La última vez que una comisión de obispos se reunió con Cristianos para el Socialismo fue hace más de seis años, y fue Díaz Merchán quien los recibió entonces. Juan García Nieto, que ha sido desde 1973 hasta hace unas semanas coordinador de este movimiento de cristianos progresistas, ha reivindicado frecuentemente el lugar de CPS dentro del pluralismo de la Iglesia.

Cristianos por el Socialismo se entiende a sí mismo como un movimiento cristiano, por eso dirigen sus preguntas a la Iglesia: por qué el miedo a la libre investigación teológica; por qué la política de restricciones y dificultades a la secularización de sacerdotes. Pero, sobre todo, «¿por qué la preocupación de la jerarquía por los problemas legalistas, del divorcio, de la financiación de la Iglesia, de la subvención económica a los colegios religiosos y es tan poco sensible a los problemas del paro, de la degradación de los valores cívicos?»

Las últimas declaraciones de los obispos de Ibiza, Logroño, Córdoba, Avila, Huesca, Cáceres, etcétera, han puesto el paro en el centro de sus cartas pastorales con motivó del día del Corpus. Estos cristianos, sin embargo, quieren pasar de los dichos a los hechos y van a proponer la creación de un fondo nacional de solidaridad, que estaría constituido por la parte prescindible del patrimonio mobiliario e inmobiliario de la Iglesia, por una política de austeridad en los .colegios que renunciaran a los elementos adicionales financiados por cuotas especiales y por una aportación directa de las familias creyentes -un 3% del presupuesto anual- que acepten nivelar su consumo y gastos a la medida de la sociedad.

Los dos documentos que hoy harán llegar a los obispos aseguran que la actitud beligerante de la jerarquía en temas como los de enseñanza, divorcio o financiación de la Iglesia han dado pie para hablar de una «guerra de religión». Pero estos hechos no parecen justificar, a sus ojos, «el desencadenamiento de los demonios del anticlericalismo» en la clase política, a raíz, por ejemplo, del documento de los obispos vascos. Tras calificar de «cínica e hipócrita» la reacción de la derecha, preguntan a la izquierda: «¿Se han visto al descubierto al denunciar los obispos cosas que también ellos tenían que haber denunciado?»

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