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Francia elegirá hoy el Parlamento de izquierdas más poderoso de su historia

Se acabó la fiesta electoral. Este domingo, los franceses votarán, por cuarta vez en menos de dos meses, para elegir al primer presidente socialista de la V República, primero, y la Asamblea Nacional de Diputados, ahora. A partir de esta noche, según todos los pronósticos, Francia contará con la más poderosa Cámara de izquierdas de su historia.

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Sólo una sorpresa, rayana con el milagro, podría devolver la mayoría a la derecha, dados sus desastrosos resultados de la primera ronda, celebrada el domingo pasado. De la mayoría que podrían conseguir los socialistas dependen la composición del futuro Gobierno y, sobre todo, la inclusión o no de ministros comunistas.Los cálculos que se han hecho hasta el último momento conceden al Partido Socialista (PS) y al minúsculo Movimiento de los Radicales de Izquierdas (MRG) entre 262 y 309 escaños sobre los 491 con los que cuenta la Asamblea Nacional. El caso más desfavorable representa dieciséis escaños por encima de la mayoría absoluta. En la primera vuelta, el domingo último, ya quedaron cubiertos 156 escaños. Para ocupar los 335 restantes se presentan en esta segunda ronda 656 candidatos. El PS y el MRG están presentes en 291 duelos, y en 214 su posición es favorable a la vista del voto de la primera ronda.

Para que la derecha diera la vuelta a las previsiones en favor de los socialistas, tendrían que darse las condiciones siguientes: que la gran mayoría del 29% de abstencionistas de la primera vuelta votase hoy y que lo hiciese por la derecha; en segundo lugar sería necesario que los electores comunistas, en gran proporción, no votaran según el compromiso adquirido, a los candidatos socialistas, y, en tercer lugar, que cundiera la desmovilización entre el electorado socialista.

Los ocho días transcurridos desde el voto histórico del domingo pasado en favor del PS no dan la impresión de haber cambiado el clima. La campaña alarmista de los chiraquistas y giscardianos, fundada en que «un presidente socialista, más un Gobierno socialista, más una Asamblea socialista, más los comunistas, igual, a un Estado socialista», no parece haber prendido en la mente de los franceses, que todo indica han apostado por la experiencia del mitterrandismo. Y por ello, tras nombrarle presidente, con el cartesianismo que les caracteriza, se disponen a ofrecerle una mayoría de diputados con la que pueda realizar su política.

El tema de la posible participación de los comunistas en el Gobierno, que remodelará Mitterrand a la salida de estas elecciones legislativas, es el que implícitamente concede un cierto interés al resultado de esta noche.

Si el PS consigue la mayoría absoluta podrá prescindir de los comunistas más fácilmente. Esa eventual contribución del PCF al Gobierno, que sus dirigentes han reclamado hasta el último minuto en Francia, ha perdido picante a partir del momento en que se ha confirmado en la Asamblea el declive comunista, que se manifestó en las presidenciales.

A pesar de esto, los dos últimos días corrió el rumor de la posible dimisión del ministro de Finanzas, Jacques Delors, que había confiado a sus allegados que la posible participación de comunistas en el Gobierno entorpecía su estrategia monetaria contra la depreciación del franco.

En el extranjero, principalmente en Estados Unidos y en los países árabes moderados, cuyos depósitos e inversiones en Francia son importantes, el tema comunista no ha sido digerido.

Esta misma noche, en el palacio del Elíseo, tras conocerse los resultados, Mitterrand se reunirá con el primer ministro, Pierre Mauroy, para decidir las etapas inmediatas: dimisión del Gabinete Mauroy, formación del nuevo Gobierno (que será muy similar), posible participación de comunistas y convocatoria de una sesión extraordinaria de la nueva Asamblea para el próximo día 2 de julio.

La nueva Cámara es probable que, a petición del Gobierno, prorrogue sus trabajos durante todo el mes de julio. El Gobierno presentará su programa y pedirá un voto de confianza.

El primer texto que se someterá a los nuevos diputados propondrá la abolición de la pena de muerte, a la que siempre se ha opuesto Mitterrand. También durante ese mes se votará una ley de amnistía, que podría beneficiar a 5.000 detenidos, y se propondrá la supresión del Tribunal de Seguridad del Estado, única jurisdicción de excepción existente en Francia. También se espera que diversas leyes tendentes a conceder mayores competencias a las regiones sean presentadas en julio a los diputados.

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