Arzallus y las torturas
Intento de desacreditar y romper el nacionalismo vasco, amarillismo político de algunos medios de comunicacion, ignorancia sobre la situación real de Euskadi, afán de promoción personal de algunos políticos quedando bien con determinados «poderes fácticos» pueden ser algunas de las razones que han existido en la última ofensiva contra Xabier Arzallus. ( ... )Ahora que se habla tanto de desencanto y de desmovilización popular a causa de fa pérdida de credibilidad de los políticos, es bueno traer aquí la figura de Xabier Arzallus, un líder con carisma que aborda los temas por derecho, rompiendo los esquemas topiqueros y facilones de algunos colegas suyos. Hay políticos que no perdonan que otros tengan el coraje que a ellos les falta.
En cuanto a la cuestión de la tortura, igual que otras, su posible control en Euskadi hay que encontrarlo en la urgente aplicación del Estatuto de Autonomía. Necesitamos una policía autónoma que tenga credibilidad entre el pueblo vasco; una policía desmitificada en su función de servicio público y accesible a las críticas responsables sin que hacerlo sea sinónimo de estar trabajando para ninguna campaña de difamación.
Quienes tanto se preocupan de medir con centímetro las declaraciones de Xabier Arzallus -no es la primera vez que se meten a saco con él, por intervenciones suyastienen que preguntarse primero cuál es la razón de sus denuncias y cuáles son las medidas que hay que aplicar para que. sean subsanadas. En este caso, la denuncia está más que justificada y la solución es de dominio público: una policía autónoma, que cuente con la colaboración popular.
14 dejunio
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
