36 millones de franceses acuden hoy a las urnas en un ambiente de victoria de la izquierda
Treinta y cuatro días después de haber elegido el primer presidente socialista de la V República, François Mitterrand, los franceses son convocados para renovar la Asamblea Nacional. Más de 36 millones de ciudadanos mayores de dieciocho años decidirán con sus sufragios, este domingo y el que viene, el reparto de los 491 escaños de la Cámara de Diputados. A pesar de la insípida campaña electoral, el resultado del escrutinio conlleva novedades históricas. Nadie descarta una sorpresa, pero todos los sondeos apuntan que la mayoría presidencial del pasado día 10 de mayo será confirmada por los electores.
¿Van a ratificar los electores galos el trascendental impacto Mitterrand, que removió al país hace 34 días y cuyas consecuencias, sea cual fuere el resultado, serán históricas en la vida de la V República?En Francia y en el extranjero, la reciente campaña electoral por los comicios legislativos ha pasado poco menos que inadvertida. Los héroes estaban cansados seguramente, y los franceses también, tras meses y meses de los desbordamientos, debates, pujas y enconos que precedieron la elección presidencial del pasado mayo. Después llegó la sorpresa para los crédulos irredentos: Mitterrand, el eterno segundo, el cien veces cadáver político de la V República, accedió a la presidencia de la República.
Acto seguido, comenzó la segunda batalla: la ley electoral mayoritaria, que estableció el general Charles de Gaulle, implica que el poder ejecutivo necesita una mayoría legislativa para poder realizar su política. Es decir, para que pueda practicar las leves elaboradas por el Consejo de Ministros. Por ello, Mitterrand disolvió inmediatamente la asamblea anterior, de mayoría conservadora, para intentar llevar a la asamblea el 50% de los diputados más uno que le exige la Constitución para disponer de una mayoría adicta que no obstaculice la labor del ejecutivo socialista.
La campaña ha girado en torno a este tema únicamente. El argumento básico de los socialistas ha sido: «Franceses, sed cartesianos; es decir, votado como el día 10 de mayo».
El lema de la ex mayoría presidencial ha sido el contrario: «Mitterrand, de la mano de los comunistas, nos conducirá al burocratismo, a la supresión de las libertades, al colectivismo. El único freno lo constituirá la confirmación de nuestra mayoría parlamentaria liberal».
Los programas y argumentos en defensa de esos presupuestos se repitieron hasta la saciedad durante la campaña presidencial, y de ahí esencialmente, la aparente apatía general.
El resultado de estas legislativas, sin embargo, reviste una importancia nueva y capital. Hasta la fecha, durante los veintitrés años de vida de la V República, los tres presidente anteriores, Charles de Gaulle, Georges Pompidou y Valéry Giscard d'Estaing, durante las cinco legislaturas completas o no que se sucedieron, contaron siempre con una mayoría conforme a las que les habían elegido.
Los poderes legislativo y ejecutivo eran del mismo color. Dada la naturaleza de la V República, un presidente sin mayoría en la Asamblea Nacional conduciría al régimen a una crisis grave, que, a medio plazo, desembocaría posiblemente en la dimisión del presidente Mitterrand.
En otro orden de cosas, el resultado de las legislativas de hoy y del próximo domingo confirmarán o no la pérdida histórica del 5 % del electorado del partido comunista francés (PCF) en las presidenciales del pasado mes de mayo. Los sondeos prevén Incluso un recorte suplementario de su electorado (el 15,5% actualmente).
Por último, de los sufragios de los Votantes galos estos dos domingos depende el futuro de la Unión para la Democracia Francesa (UDF), el partido giscardiano, desconcertado aún por el fracaso de su candidato en las presidencíales. Un resultado desfavorable haría estallar este partido y también pondría en entredicho definitivamente la ya problemática existencia política del ex presidente. El porvenir del Reagrupamiento para la República (RPR), de su jefe, Jaeques Chirac, que aspira a consagrarse como jefe de la oposición al presidente, dependerá del número de escaños que consiga en la asamblea.
Todos estos elementos confieren a los comicios legislativos una importancia sin precedentes en la historia de la V República, que iniciará una nueva etapa. El clima que se respira en el país es de victoria de la izquierda, pero estos comicios tienen un carácter más local y personalizado, lo que puede provocar sorpresas.
En la asamblea disuelta por Mitterrand la mayoría gobernante contaba con 287 escaños, y la oposición, con 204. Alau nos sondeos estiman que los socialistas van a barrer; es decir, que se acercarían a la mayoría absoluta.
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