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Aumentan los enfrentamientos internos en el Partido Laborista británico

Andrés Ortega

El Partido Laborista británico «está hecho un verdadero lío», declaró ayer, gráficamente, su antiguo líder James Callaghan. El desafío lanzado por Michael Foot para que Anthony Hedwood Benn intente derrotarle en las próximas elecciones internas del partido (lo que Benn ya ha descartado, pues prefiere optar al viceliderazgo) ha vuelto a poner sobre el tapete un conflicto que va más allá de las personalidades para adentrarse en el propio corazón del Partido Laborista.

El 2 de abril, Benn, representante del ala izquierda del laborismo, decidió presentar su candidatura frente a Denis Healey a las elecciones otoñales para el liderazgo adjunto del partido. Con ello pareció que el centro de gravedad de los debates no residía necesariamente en el líder, Michael Foot. En cierto modo, Foot, que algunos críticos han calificado de «prisionero de la derecha», quedaba al margen.Las duras palabras de Foot contra Benn en la noche del miércoles fueron su primera prueba de fuerza desde que sucediera a Callaghan en noviembre al frente del partido. Foot ha venido sufriendo reveses de importancia en los últimos tiempos.

La lucha está aún abierta por ver si es el partido el que controla a sus diputados o al contrario. Benn se ha convertido en el portavoz de esta última tendencia, que otorga un mayor peso a las decisiones del congreso del partido -dominado por los sindicatos- y de su ejecutiva nacional que a las del «Gabinete fantasma» o de los diputados.

En realidad, se trata, como comentaba ayer el diario británico The Guardian, de si el partido debe seguir siendo una amalgama de centro-izquierda o si ha de replantearse, de acuerdo con el modelo que quiere Benn, un programa radical de abolición de la Cámara de los Lores, retiro inmediato del Reino Unido de la Comunidad Económica Europea sin referéndum, desarme nuclear unilateral y una alternativa económica. Todo lo que Foot ahora califica de «política de jardín de infancia».

Para muchos diputados laboristas, Anthony Benn ha sido injusto en sus ataques a la dirección del partido.

En enero, Benn entró en el «Gabinete fantasma» tras la dimisión de William Rodgers, uno de los fundadores del Partido Social Demócrata. Benn comenzó a vocear en público sus opiniones, aunque éstas dañaran al Gabinete en la sombra. En abril, Benn sugirio que Bobby Sands, diputado preso y miembro del Ejército Republicano Irlandés (IRA) Provisional, en huelga de hambre, fuera liberado para que pudiera ocupar su escaño.

Poco después, Benn pidió que las tropas británicas se retiraran del Ulster -algo que no ha aceptado el congreso del partido- para dejar paso a los cascos azules de las Naciones Unidas. Posteriormente votó con otros 72 diputados laboristas en contra del gobierno, tras el debate sobre defensa, a pesar de que el Gabinete fantasma preconizara la abstención

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