La Federación de Editores de Diarios rechaza la política informativa de la Unesco
En los últimos trabajos del Congreso -terminado ayer en Madrid- de la Federación Internacional de Editores de Diarios surgió como factor común la oposición a todo intervencionismo estatal en el campo periodístico, facultado, a juicio de los participantes, por las directrices de la Unesco. La FIEJ, impulsora de la libertad de información de empresa y de ejercicio periodístico, «debe informar a la opinión pública de las verdaderas actividades de la Unesco», se dijo.
En la sesión de trabajo del pasado sábado intervino en primer lugar el vicepresidente ejecutivo de la empresa periodística finlandesa Sanoma Osakeythiö, Jaako Rauramo, para hablar de la estrategia para dominar el aumento de costes y la saturación del mercado.Susumu Ejiri, director general de Nibon Shimbun Kyokai, expuso la actual tendencia japonesa de las uniones periodísticas, justificada por varios factores: fortalecimiento del periódico frente al dominio televisivo, mayor operatividad empresarial en los mercados nacional e internacional y canalización de esfuerzos para mantenerse como «instrumento social que sostiene el sistema democrático».
Por último, Donald N. Soldwedel, editor del norteamericano Yuma Daily Sun, hizo algunas propuestas en torno a los problemas que tienen los periódicos con el asunto de las materias primas Hizo referencia al kenaf -planta parecida a la marihuana- y al papel reciclado -de residuos- como alternativas a la madera.
La Unesco y los Gobiernos
La última jornada, ayer, estuvo marcada por una atmósfera contestataria, y el objeto en cuestión fue la política informativa de la Unesco, el llamado «nuevo orden mundial de la comunicación». Orden en el que, a juicio de los miembros de la FIEJ y la mayoría de los representantes en su 34º congreso, está prevista una «injerencia de los Gobiernos en materia periodística».Giovanni Giovannini, presidente de la Federación Italiana de Editores de Diarios, consideró que la Prensa debería resistir ella sola los peligros que le amenazan; «pero si esto no es posible», dijo, «el Estado puede ayudarle a mantener su equilibrio económico». Antonio Ruella, presidente de la Asociación Portuguesa de Prensa Diaria, comentó la imposibilidad, a corto plazo, de una Prensa privada fuerte en su país. Y, remitiéndose a la experiencia española, Manuel Galea, director general de Prensa Española, destacó el esfuerzo, en esta última década, de algunas empresas informativas a la hora de plantearse una estrategia de objetivos económicos e informativos integrados, que posibilite la popularización del periódico.
El turno de alusiones directas a las ideas de la Unesco en el campo de información lo inició Gerald Long, director general de Time Newspapers -antes lo fue de Reuter-, quien ha mantenido, especialmente en los últimos dos años, una oposición destacada a la filosofía informativa de dicho organismo. «La Unesco es un peligro para la Prensa libre del mundo», afirmó, «no ha hecho nada por los países no industrializados, porque su política no es desarrollar medios de informar, sino persuadir a los Gobiernos que la Prensa puede servirles de instrumento», añadió, y planteó incluso la posibilidad de que los «países libres» abandonen la Unesco.
La intervención de la editora Brigitte Weyl, representante en la Unesco de la RFA, provocó aún más la agudización de posiciones en contra, que se templaron con el intervalo de la ponencia del doctor Binlowski -concretando las directrices de trabajo periodístico propuestas por la FIEJ- y continuaron en el posterior coloquio.
Calvo Sotelo: "Libertad de Prensa, igual a libertad sin más"
En el mismo acto de clausura pronunció unas palabras el presidente del Gobierno español, Leopoldo Calvo Sotelo, en las que señaló que «la tradición quiere que entre la Prensa y el poder las relaciones sean a veces tirantes y siempre delicadas», lo que es compatible con «el reconocimiento de los hombres que estamos en la política hacia los hombres que están en la Prensa». Citando la Constitución de 1812, Calvo Sotelo dijo que no siempre la difícil historia de España desde hace más de un siglo ha permitido una identificación de la libertad de Prensa como parte de la ley fundamental de la Monarquía.«Pero siempre», añadió el jefe del Gobierno, «ha coincidido en esa historia la libertad de Prensa con la libertad sin más». Calvo Sotelo dijo que frente a los otros medios de comunicación, la palabra escrita «aportará siempre la reflexión y el criterio que deben acompañar a la crónica estricta de los hechos».
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