Carta mundial sobre la libertad de Prensa acordada en Francia

Las amenazas que pesan sobre la libertad de Prensa han sido el objeto de una asamblea mundial, celebrada en Talloires (Francia), del 15 al 17 de mayo. De España se habló en las sesiones de trabajo, a propósito de la «ley de Defensa de la Constitución». La reunión ha concluido con un texto que quiere ser la carta magna de la libertad de Prensa en todo el mundo.

Los representantes de la profesión periodística, venidos de todos los rincones del globo, invocan el artículo 19º de la declaración universal de los derechos humanos, la constitución de la organización eduicativa de las naciones unidas y el Acta Final de la Conferencia de Helsinki, donde sus firmantes se comprometieron a promover «la circulación más libre y la diseminación más amplia de información de todo tipo, a alentar la competición en el campo de la información y a mejorar las condiciones bajo las cuales los periodistas de un país firmante ejercen su profesión en otro país firmante».Tras hacer suyos los citados principios, declaran que «la libre información y circulación de ideas es esencial para la comprensión mutua y la paz mundial»; también se declaran convencidos de que «el libre acceso por parte del pueblo y de la Prensa a todos las fuentes de información, tanto oficial como no oficiales, debe quedar asegurado y reforzado». Denuncian las limitaciones a la actividad informativa que a veces fomentan países, en vías de desarrollo y otros desarrollados: «Creemos, sin embargo, que los intereses del pueblo, y por tanto los intereses de la nacíón, quedan mejor servidos con una información libre y abierta».

Los firmantes, tras pronunciarse en favor de la existencia de una variedad de medios informativos independientes y de reconocer «la importancia de,la publicidad como servicio a los consumidores y como proveedora de una Prensa fuerte y autosuficiente», se reafirman en, una serie de cuestiones específicas: eliminación de la censura y toda forma de control de la información; libre acceso de los periodistas a las fuentes de la noticia; nada de un código profesional de ética periodística: la pluralidad de opiniones nos imposibilita su existencia; rechaza de una proteccion especial del periodista y disfrute de la plena protección nacional e internacional de cualquier ciudadano; libertad de sindicación; «la concesión de perrhisos a los periodistas por parte de organismos nacionales o internacionales no debe ser aceptada».

Los representantes de la información estiman «que ha llegado la hora de que en la Unesco y otros organismos intergubernamentales, se abandonen los intentos de regular el contenido de la información y de formular reglas para la Prenga».En vez de ello hay que encaminar los esfuerzos a solucionarlos auténticos problemas de la profesión: mejoras de la formación tecnológica, aumento delos intercambios profesionales, reducción de las tarifas de las comunicaciones, papel Prensa más barato. También hay que acabar con la falacia tan socorrida por funcionarios nacionales e internacionales, de que «mientras el pueblo de algunos países está preparado para la libertad de Prensa, el de otros está insuficientemente desarrollado para gozar de esa libertad».