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La posible reducción de la marina de guerra provoca una tormenta política en el Reino Unido

Andrés Ortega

La expeditiva destitución del subsecretario británico para la Marina de Guerra, Keith Speed, muestra no sólo que hay profundas fisuras en el seno del partido conservador sobre el posible recorte del presupuesto de la Armada, que podría diezmar su flota de superficie, sino también que se está fraguando un serio reajuste de la postura defensiva brítánica, cuya primera prueba de fuego comenzó ayer con un debate de dos días de duración en la Cámara de los Comunes. El ahorro presupuestario que se ha filtrado a la Prensa -de 1.000 millones de libras (190.000 millones de pesetas), en los próximos diez años- provendría en sus tres cuartas partes de la partida de la Marina, con un 20% del Ejército y un 2% de las fuerzas aéreas.

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El Gobierno británico "nunca se ha planteado una reducción del actual presupuesto de defensa", y las informaciones de la Prensa sobre una-niasiva reducción de la flota de superficie de la Royal Navy son «mera invención», declaró ayer John Nott, ministro de Defensa, al iniciar en la Cámara de los Comunes el debate sobre la defensa. Nott añadió. sin embargo, que el número de barcos de una determinada categoría podría ser aurnentado, y el de algunas otras, reducido.Estas filtraciones tienen su origen en un discurso que el viernes pronunció Keith Speed, diputado conservador de 47 años de edad y antiguo oficial de la Marina, al que Thatcher destituyó en la noche del lunes.

Ya en los últimos tiempos, y de nuevo lo volvió a afirmar ayer en los Comunes, el ministro de Defensa, John Nott, había venido señalando que «nada era sagrado», debiéndose examinar todas las alternativas para la defensa, en lo que «no es un cambio de gastos, sino de énfasis». Ahora, Nott se ha visto presionado por su primera ministra para completar lo antes posible su informe general para la defensa británica de los próximos diez años, que deberá presentar en julio.

En el centro de la actual polémica está el papel de la Marina, especialmente sus barcos de superficie El Reino Unido cuenta con 66 destructores y fragatas, que podrían quedarse en la mitad si se llevan a cabo los Planes Filtrados, una posibilidad que ayer reconoció John Nott. El Reino Unido gasta un 13,6% de su presupuesto milita en la Marina, cuya función principal es el control de la zona del Atlántico oriental y del canal de la Mancha, es decir, de la línea Groenlandia-lslandia-Reino Unido, vital para la OTAN.

Nott ha señalado que el poderío de la flota británica no se verá mermado, pero ahora parece que se otorgará una mayor importancia los submarinos de ataque y a las patrullas marítimas de las fuerzas aéreas, con una creciente dependencía en los submarinos e hidrófonos de fondo de EE UU.

Por otra parte, la presencia militar británica en el frente central de la OTAN es relativamente poco importante desde el punto de vista puramente militar, pero mucho para las relaciones políticas interaliadas.

Otras revisiones en cartera incluyen la potenciación de la defensa aérea del Reino Unido, por lo que la aviación no se siente seriamente amenazada por los recortes, la revisión de la dotación de personal y de la estructura de mando y el aumento de los reservistas en los tres servicios. Esta revisión de los objetivos militares británicos vendría en última instancia determinada por la decisión de seguir adelante con el proyecto de los submarinos armados de misiles estratégicos nucleares Trident, que costarán unos 6.000 millones de libras (1,18 billones de pesetas), y con los que el Gobierno confía en disuadir cualquier eventual ataque.

Margaret Thatcher señaló ayer personalmente en los Comunes que no se trata de reducir los gastos militares, sino de reorientar los recursos disponibles, afirmando así el compromiso contraído en el seno de la OTAN de aumentar anualmente en un 3%, en términos reales, estos gastos.

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