Las Juventudes de UCD
No pretendo convencer a nadie, porque iría contra la naturaleza del espíritu que intentamos lograr muchos de los que fuimos compromisarios al II Congreso de las Juventudes Centristas.El programa que presentamos al congreso, en sus diversas facetas y comisiones, sólo pretendía valorar al al hombre, al darle capacidad para decidir por él, bien dentro del mismo congreso, como fuera, ante la vida diaria, esto es, defendía las libertades individuales, primer derecho en un Estado democrático.
No nos ha sido posible, no nos han dejado, no interesa todavía que el hombre piense y desarrolle sus capacidades libremente, nos obligan a meternos en alcantarillas sucias y oscuras a las que no interesa dar luz, para que no se vean los intereses creados, intereses particulares o institucionales ajenos a los intereses comunes de la sociedad.
¿Por qué tenemos que aceptar unas reglas en las que no creemos, y no escogerlas nosotros? ¿Por qué tenemos que drogarnos con alcohol o calmantes y no dejan que cada individuo se drogue con lo que quiera? ¿Por qué tenemos que
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aceptar que la verdad está en personas que definen el aborto como un asesinato, mientras que defienden la guerra, que es una forma de asesinar a personas ya nacidas? ¿Qué se gana negando algo que existe desde tiempos remotos, en todas las épocas, culturas y civilizaciones, la prostitución, cuando seguirá existiendo igual una vez legalizada y controlada sanitariamente?
Me reafirmo que no pretendo convencer a nadie, porque no me creo en posesión de la verdad, la verdad no se puede generalizar, la verdad es la que tiene cada individuo, por eso creo que tanto los jóvenes como las personas que crean en el hombre tenemos que defender nuestros ideales más sanos: la naturalidad y la libertad; cualidades que capacitan al hombre para decidir sobre su propia existencia, sin traumas ni complejos, con conocimiento, que es la única forma de elegir lo que realmente se quiere./ Secretaria de Política Sectorial de las JJ CC.