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Jaime Ballesteros ataca duramente a Tamames, mientras otros dirigentes lamentan su dimisión

Ramón Tamames comunicó el viernes por teléfono al secretario general del PCE, Santiago Carrillo, su decisión de abandonar el partido. Tras su dimisión, Tamames tendrá que abandonar también el puesto de teniente de alcalde de Madrid.

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El comité provincial de su partido ya se ha reunido para buscarle sustituto, y de los ocho concejales que el PCE cuenta en el Ayuntamiento madrileño, dos son los que, tienen mayores probabilidades de ocupar la vacante: Eduardo Mangada y Juan Francisco Pla, así como el vicepresidente de la Diputación, Luis Larroque.Los rumores de la marcha de Tamames comenzaron a circular hace ya, por lo menos, seis meses. Fue en el polémico pleno del Comité Central del pasado noviembre cuando expuso públicamente sus divergencias con la actual política de Santiago Carrillo. Muy pocos días después, en una conferencia que pronunciaría en Oviedo, Tamames indignó a los dirigentes históricos del partido y al propio secretario general al manifestar ante los asistentes: «Hay que jubilar a la vieja guardia».

La reacción no se hizo esperar. Los militantes «de toda la vida», muchos de ellos participantes activos en la guerra civil, hicieron patente su indignación. Carrillo, para templar los ánimos y no dar la razón ni a los críticos (autodenominados eurocomunistas renovadores), que apoyaban claramente las tesis de democratización interna y rejuvenecimiento del partido propuestas por Tamames, y no dársela tampoco a la vieja guardia, por razones de rentabilidad política, se descolgó con duras críticas a Tamames en el semanario Interviu: «Tamames es un ingenuo, políticamente naif, y lleva muy poco tiempo en el partido», fueron algunas de sus manifestaciones. La contrarréplica de Tamames llegó a incluir la palabra de mentiroso en obsequio a Carrillo, ya que Ramón Tamames ingresó en el PCE en los años cincuenta, cuando ya empezó a perfilarse como líder estudiantil.

El V Congreso del PSUC calmó durante unos días el enfrentamiento. El peligro de la definición eurocomunista del PCE creó una especie de sentimiento de autoprotección frente a los prosoviéticos, y no fueron pocos, entre ellos el mismo Carrillo, los que «aprovecharon» esta circunstancia para intentar cerrar filas en la defensa del eurocomunismo.

Cuando aún no había terminado la conmoción política que significó el V Congreso de los comunistas catalanes, Tamames publicó una Tribuna libre en EL PAIS en la que insistía en sus tesis de democratización y en la que alertaba sobre el peligro de gueto en que podía convertirse el partido si no se abundaba, como objetivo tan prioritario como la definición ideológica, la democratización interna. En aquella ocasión, Tamames llegó incluso a emplear la frase de «vieja oligarquía» para referirse a determinados miembros del aparato.

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En la siguiente reunión que mantuvo el Comité Ejecutivo, un viejo militante, Ramón Mendezona, le interpeló sobre dicha Tribuna Libre, especialmente por la mencionada frase, de la que dijo: «Muchos nos hemos sentido profundamente heridos». Esta recriminación se unió a la de otros miembros del ejecutivo, que le echaron en cara la «inoportunidad» de la publicación de la Tribuna.

De entonces acá, las relaciones no han mejorado en absoluto, sino que progresivamente han ido deteriorándose, hasta desembocar en la decisión final de la salida del partido. Hasta hace dos días, un grupo de personas intentó convencer a Tamames de que reconsiderara su decisión. Pertenecían al ala eurocomunista renovadora, que pierden con la salida de Tamames a una de sus figuras más prestigiosas. Fueron estas mismas personas quienes indicaron a Carrillo la conveniencia de mantener una conversación con Tamames, a lo que el secretario general accedió de buen grado. Sin embargo, Tamames, nada más enterarse del propósito de Carrillo, tomó la iniciativa: «No es necesario que mantengamos ninguna entrevista», le dijo por teléfono. «Mi decisión es muy firme e irrevocable», todo ello dentro de una tensa cordialidad.

Las reacciones que la marcha de Tamames han provocado dentro del partido han sido diversas. Un dirigente de gran influencia en el PCE, Jaime Ballesteros, ha sido duro en su valoración: «Su salida no perjudica al PCE, le perjudica fundamentalmente a él; hubiera sido mejor que continuase con nosotros, pero cada cual es muy libre de entrar o salir», declaró ayer a EL PAIS. Y añadió: «No creo que Tamames sea sincero cuando dice que se marcha porque sus enmiendas han sido derrotadas en el último pleno del Comité Central. Han sido derrotadas por mayoría, y eso cualquier demócrata tiene que aceptarlo. Pero ha ocurrido algo curioso: sus primeras propuestas eran votadas por los veintiséis (véase EL PAIS del pasado viernes); pero al final se quedó sólo con su voto y uno más».

«De todas maneras, para mí todo esto está muy claro», prosigue Ballesteros. «Yo no sé si Tamames es de verdad eurocomunista, porque si lo es no tenía que haber chocado, ideológicamente con el partido. El es más bien un progresista, un hombre valioso, muy ligado a un proyecto político de futuro que nada tiene que ver con el PCE. De lo contrario, hubiera esperado al X Congreso para dar la batalla». «Hace ya mucho tiempo que Tamames intenta buscar un sitio en la política fuera del PCE, y aún digo más: si no se hubiera producido el golpe de Estado, se habría marchado mucho antes. Los sucesos del 23 de febrero interrumpieron ese proyecto político que él compartía con otras personas ajenas al PCE, proyecto previsto para unas elecciones anticipadas. Todo lo que él argumente al margen de esto yo no me lo creo».

Reacción de los "críticos"

Para los eurocomunistas renovadores, la decisión ha caído como un jarro de agua fría. Según Cristina Almeida, «vamos a pedir explicaciones en el congreso de julio de por qué nuestro partido resulta incómodo a personas tan entusiastas y consideradas como Ramón Tamames. No es un problema de él a nivel personal, es un problema del partido, excesivamente burocratizado y anquilosado en viejas estructuras».Roberto Lertxundi, secretario general del PC de Euskadi, dijo que esto le iba a hacer «meditar mucho», pero mostró su convencimiento de que la batalla por la renovación hay que darla dentro del partido, no fuera. Carlos Alonso Zaldívar fue quizá más crítico en sus declaraciones: «Cualquier signo de crisis en un partido político como el que evidencia ahora la marcha de Tamames es un aliciente para el teniente coronel Tejero. El PCE pierde mucho con su salida, pero no hay mal que cien años dure. Ya se arreglará».

Para Héctor Maravall, un hombre clave entre los intelectuales y profesionales del partido, «su marcha va a causar gran desmoralización entre este sector".

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