Calvo Sotelo: "Hay que entender el terrorismo desde el campo de una acción internacional
El presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, se dirigió ayer a los españoles a través de las cámaras de Televisión Española para anunciar que el Gobierno se enfrenta con firmeza y serenidad a la nueva oleada de atentados terroristas que, en su opinión, tiene conexiones internacionales y la intención de provocar el desorden y el caos, así como el impedir el normal desarrollo de la convivencia de los españoles en un régimen de libertad.
El presidente Calvo Sotelo leyó su declaración a lo largo de unos diez minutos con un cierto dramatismo en el tono. Después de afirmar que el Gobierno no quiere quitar importancia a la gravedad de la situación ni tampoco tiene soluciones inmediatas para acabar con el terrorismo, Calvo Sotelo resumió las últimas actuaciones policiales y judiciales contra las bandas terroristas, y anunció la creación de una sala especial para juzgar de urgencia a los implicados en estas acciones. El presidente del Gobierno no desveló ninguna nueva iniciativa política importante en este ámbito y no hizo mención alguna a los eventuales riesgos de desestabilización o de involución democrática.El texto íntegro del discurso del presidente es el siguiente:
«En un momento singularmente grave y doloroso de la vida de España, cuando los últimos atentados, hiriendo en lo más vivo a nuestras Fuerzas Armadas, han producido en toda la sociedad una profunda conmoción, me parece que debo hablar a los españoles para hacerles llegar la serenidad y la firmeza del Gobierno, para explicarles nuestras acciones y nuestras decisiones y para pedirles su colaboración activa en la lucha contra el terrorismo.
Faltaría a mi deber si tratara de quitar importancia a la gravedad de la situación o afirmara que estoy en posesión de soluciones inmediatas. Me dirijo a una vieja nación y a un pueblo adulto, acostumbrado a vencer muchas crisis, y utilizaré sólo el lenguaje de la verdad. Quiero decir, en primer lugar, que el Gobierno estima que hay que entender el terrorismo en España no sólo en sus perfiles internos, sino en el campo de una acción internacional desde la que se intenta, solapadamente, que nuestro pueblo no culmine el objetivo de alcanzar una vida civil pacífica y moderna, en una convivencia presidida por las libertades y ocupando el lugar que le corresponde entre las naciones libres. Los terroristas pretenden, por medio de sus calculadas acciones de provocación, originar primero el dolor y la inquietud, y, luego, el desorden y el caos.
Una lucha dura y larga
Tenemos ante nosotros una lucha dura y larga. En todo ataque terrorista habrá siempre una cierta ventaja a favor de la agresión que por instantánea, brutal e imprevista no permite una réplica inmediata. Frente a cada ataque se empieza siempre perdiendo.Nada resulta más peligroso en este tema que confiar en fórmulas simples, que parece que todo lo resuelven, pero que no son eficaces por muchas declaraciones que se hagan a su favor. Ignoran la realidad quienes afirman que la fuerza o el miedo pueden, por sí solos, resultar soluciones suficientes. El terrorismo es un nuevo instrumento de ataque, una nueva forma de agresión dirigida a trastocar el orden y la paz sociales, fría y cerebralmente montada y programada. Es un tremendo desafío que no lo resuelve cualquiera, aunque cualquiera pueda opinar sobre él.
Por eso mi confianza plena en una solución última se deriva, ante todo, de la existencia de una inmensa mayoría de nuestro pueblo que aborrece y rechaza a los terroristas. Me dirijo a esa inmensa mayoría, que ha demostrado su solidaridad en el silencio de hoy, para pedirle su sereno apoyo y para explicarle brevemente las medidas que, contra el terrorismo, el Gobierno ha adoptado, está adoptando y adoptará en el futuro.
Hace algo más de un mes, por acuerdo del Consejo de Ministros bajo mi presidencia, se creó el mando único de la lucha contraterrorista. Se nombró inmediatamente al director del órgano ejecutivo y luego a los jefes de las cuatro unidades que lo integran, todos ellos expertos en la lucha contra el terrorismo, y seleccionados entre jefes del Ejército, de la Guardia Civil y del Cuerpo Superior de Policía.
Nuevas leyes
Se ha elaborado un plan de acción a corto y a medio plazo. Se están coordinando todos los instrumentos de información. Se procedió al despliegue de unidades de las Fuerzas Armadas para vigilar el mar y la frontera con Francia. Se está haciendo un riguroso control de los transportes fronterizos. Se han mejorado las medidas de identificación y se han reforzado los efectivos de la Guardia Civil y de las Fuerzas de Seguridad del Estado en las provincias Vascongadas y en Navarra.Se envió, en su momento, a las Cortes y fue aprobada recientemente la ley Antiterrorista, en virtud de la cual la sociedad tiene ya un mecanismo de excepción para luchar específicamente contra el terrorismo. Esta ley ha comenzado a ser aplicada con la máxima firmeza, como demuestran los datos que luego daré.
Por otra parte, anteayer ha entrado en vigor la modificación del Código Penal, que permite la eficaz persecución y castigo de los delitos de apología del terrorismo, así como la sanción adecuada y la tipificación de la figura de los comandos informativos, que son los soportes funcionales de la organización terrorista. Yo tengo la convicción de que estas dos leyes recientes, que recogen la más probada experiencia de otros países, comenzarán a producir sus efectos en plazo breve.
Por otra parte, y para acelerar la tramitación eficaz de los procedimientos penales, se estudia la creación de una sección especial en la sala de lo penal de la Audiencia Nacional, dedicada exclusivamente a hechos terroristas. A estos efectos, y para el perfecciona m lento de los mecanismos judiciales, se han iniciado las oportunas conversaciones con el Consejo General del Poder Judicial.
Quiero recordar, como prueba de la intensidad de la lucha que se está llevando a cabo, que se encuentran en prisión más de quinientos procesados como delincuentes terroristas, de ellos más de cien detenidos en los últimos dos meses, y que el ministerio fiscal ha casi duplicado durante ese mismo plazo el número de sus calificaciones en estos procesos.
Estas cifras son una amarga estadística que nos permite valorar, a la vez, la importancia del enemigo con que nos enfrentamos y la firmeza con que conducen la lucha el Gobierno y las fuerzas de seguridad.
Finalmente, acaba de entrar en el Senado para su debate el proyecto de ley orgánica de los estados de alarma, excepción y sitio, recientemente aprobado por el Pleno del Congreso de los Diputados. Su texto será examinado en trámite de urgencia en la semana próxima. Esta ley permitirá al Gobierno la adopción de medidas excepcionales cuando el normal funcionamiento de las instituciones resulte gravemente alterado. El Gobierno no vacilará en hacer uso de esta ley, con el apoyo constitucional del Congreso de los Diputados, cuando entienda que ello es absolutamente necesario, precisamente para proteger los derechos y las libertades fundamentales de los españoles.
Mantener la convivencia en libertad
En resumen, el terrorismo se nos ha revelado ya en su verdadero y último sentido. No se trata sólo de asesinar: se trata de acabar con el régimen de libertad que los españoles nos hemos dado; se trata de provocar, de exasperar, hasta hacer imposible un sistema normal de convivencia. Ante esta provocación, como se ha visto, ni estamos ni vamos a estar impasibles, ni estamos ni vamos a estar inermes. Pero que nadie se engañe, que nadie piense que la respuesta a quienes quieren destruir la convivencia en libertad pasa por la supresión de la libertad misma. Nuestra fuerza arranca precisamente de la libertad que defendemos, nuestra fuerza está en que tenemos con nosotros la razón, la justicia y la verdad.Sé que en el ánimo de quienes me escuchan hay no sólo indignación y dolor, sino además inquietud y desesperanza. Quiero decir que el Gobierno también está indignado y dolorido, pero a la vez sereno y seguro. Vamos a tener en las manos los instrumentos precisos para combatir con eficacia a las bandas terroristas. Y vamos a usar esos instrumentos sin vacilación alguna, en la certeza de que el esfuerzo será largo, de que aún sufriremos otros golpes, pero en la certeza también de que libraremos a España de los crímenes que hoy tanto nos duelen y consolidaremos nuestras instituciones en la paz y en la libertad ».
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