Las especies cinegéticas necesitan una mínima protección
La caza se encuentra sumida en una problemática de difícil solución. Hoy en día, la caza se ha convertido muchas veces en un auténtico asesinato, porque a las piezas no se las concede ninguna defensa. Las denuncias de los grupos ecologistas -que no están en contra de la actividad cinegética, sino contra el abuso del hombre frente a la Naturaleza- se suceden e intentan que las diferentes especies tengan una mínima protección, conseguida ya de manera absoluta para el oso, lince, urogallo y avutarda, que son especies codiciadas para los cazadores.Las aves acuáticas fueron las especies sobre las que más se alargó la temporada de caza, como ya es habitual. Soportaron, a causa de la sequía, unas difíciles condiciones de supervivencia. Estas aves recorren en su periplo migratorio diversos países europeos hasta llegar a España, donde, en algunas zonas, se mataron ejemplares debilitados. Pero no sólo fue aquí donde hubo matanzas, sino también en otros paises, sin que los consejos y asociaciones internacionales propusieran medidas excepcionales sobre estas aves migratorias, como pudiera ser el recorte a la campaña cinegética para asegurar la reproducción de las diversas especies.
Diversas entidades ecologistas solicitaron el anticipo de la veda en España, Dinamarca, República Federal de Alemania, Holanda y Francia. Las aves se encontraban en condiciones extremas y era preciso que se respetara su paso hacia los lugares de cría. Nada se consiguió, y así los ánsares apenas llegaron a España este año. En la región francesa de Gironde se les masacró porque eran como gansos semidomésticos que habían perdido toda su prudencia en pos de la comida y el agua; hubo cazador que cobró hasta veinticinco ejemplares en un solo día, y los ánsares se cazaron con armas automáticas de cinco disparos, incluso con cargadores prolongados para once cartuchos, y hasta con rifles para poder tirar más lejos.
Los hechos expuestos son un ejemplo de cómo se realizan masacres legalmente, puesto que la orden general de vedas determina cuáles son los períodos de caza. Hay otros casos, sin embargo, éstos ya en España, en los que se infringe el reglamento con todo descaro, lo que ha motivado en determinadas zonas un vacío de autoridad cinegética. Está el caso de los embalses de Ullibarri-Gamboa y Santa Engracia en Alava, donde se han cazado durante la temporada acuáticas con embarcaciones a motor, lo que está prohibido por la ley. El sistema de caza era perseguir un bando hasta que las piezas, agotadas, apenas podían levantar el vuelo. Se abatieron, además, especies protegidas,al entrar en el bando las embarcaciones con toda la potencia de sus motores, y a veces se cazó a escasa distancia de la casa que tiene la guardería del Icona, que conoce, además, dónde arriban las embarcaciones de los escopeteros motorizados.
Manuel Fraga Iribarne, diputado de Alianza Popular y gran aficionado a la caza y la pesca, ha preguntado al Gobierno sobre la situación de la trucha en León, según informa Europa Press. La preocupación de Fraga se centra en evitar una posible extinción de la riqueza truchera en los ríos leoneses. Confía en que una de las soluciones sea la prohibición de la venta y comercialización de la trucha común.
Fraga solicita protección para las trucha
Las preguntas formuladas por Fraga son las siguientes: ¿Qué medidas se están poniendo en práctica para evitar el furtivismo? ¿Cómo lucha el Ministerio de Agricultura contra la contaminación? ¿Por qué no se construye una piscifactoría que atienda las necesidades de repoblación y de demanda gastronómica? Manuel Fraga entiende que la trucha ha podido entrar en peligro de extinción a causa, fundamentalmente, del furtivismo y la contaminación.
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