Ex monje católico detenido tras secuestrar un avión

El ex monje católico trapense Lawrence James Downey fue detenido ayer en el aeropuerto francés de Touquet, donde mantenía secuestrado un avión comercial irlandés de la Air Lingus, con 102 personas a bordo.El ex monje solicitó para restituir el aparato, que se hiciera público en el periódico de Dublín Irish Independent un artículo sobre el tercer secreto revelado en Fátima en 1917, diciendo de sí mismo que pertenecía a una secta con este nombre.

Downey, calificado por cinco mujeres y otros tantos niño liberados en Touquet como un místico e incoherente, solicitó carburante para trasladarse a Teherán, a lo que se negaron las autoridades francesas, quienes ordenaron a las once de la noche, hora de Madrid, asaltar el avión a comandos especializados de la gendarmería, que arrestaron al pirata.

El secuestrador arrojó al llegar a Touquet nueve folios que debían ser publicados por el mencionado periódico irlandés, asegurando que su secta y la publicación de ese tercer secreto de Fátima «salvarían al mundo».

El secuestro se produjo cuando James Downey, que exige además su readmisión en la orden, irrumpió en la cabina de pilotaje con un arma y pidió al piloto que se dirigiera a Oriente Próximo, cuando el avión se aprestaba a aterrizar en el aeropuerto londinense de Heathrow. El comandante del vuelo le informó que debían repostar en un aeropuerto próximo, ante lo cual se dirigió a Le Touquet.

El famoso tercer secreto de la Virgen de Fátima, que se apareció en esa localidad portuguesa, en 1917, a tres pastores -Francisco, Jacinta y Lucía-, forma parte de tres revelaciones de la aparición. La primera, referida a la cristianización de la Rusia bolchevique; la segunda, una profecía sobre una futura guerra más devastadora que la primera guerra mundial, y la tercera permanece en secreto en un sobre lacrado en los archivos del Vaticano. Sin embargo, dos papas, al menos, han tenido acceso a este documento, escrito por Lucía, que fue monja carmelita, en un portugués coloquial: Juan XXIII y Pablo VI.

Un portavoz del monasterio de Fátima declaró que desconocía la existencia de la secta denominada del Tercer Secreto.