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La fiesta del Primero de Mayo en el mundo

Italia: la unidad sindical se salvó én el último momento

Juan Arias

Italia ha vivido ayer uno de los Primero de Mayo más dificiles de los últimos años. Se temíó incluso que los trabajadores pudieran desertar de los tradicionales desfiles, tan vivos en este país que ha contado siempre con uno de los sindicalismos más fuertes del mundo.La tensión social y sindical era tan grande en vísperas de la «fiesta del Trabajo», que faltó muy poco para que, por primera vez, las tres grandes centrales sindicales, Confederación Italiana de Sindicatos de Trabajadores, democristiana (CISL), Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL), comunista, y Unión Italiana del Trabajo (UIL), socialista, que agrupan al 90% de los trabajadores del país, se presentasen a las manifestaciones cada, uno por su cuenta y no con esa unidad sindical que siempre ha caracterizado al sindicalismo italiano.

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El motivo fue la dura polémica surgida entre el sindicato democristiano CISL y el comunista CGIL, por el delicado tema de la revisión de la «escala móvil», es decir, el sistema de reajuste trimestral automático de los sueldos, al aumento del coste de la vida. Sólo en el último momento, gracias a la mediación del joven secretario de la UIL, Giorgio Benvenuto, se consiguió que los tres sindicatos se presentasen unidos. Fue un éxito. En las principales ciudades del país, como Bolonia, Milán, Turín, Florencia, Roma, Nápoles, Tarento, las calles se llenaron de trabajadores.

Los temas de los discursos fueron, fundamentalmente, la unidad sindical que los trabajadores desean mantener como un punto de fuerza indiscutible; la lucha contra el terrorismo, la defensa del puesto de trabajo, y la lucha contra la inflacción.

En Bolonia, la ciudad comunista por antonomasia, habló el secretario general de la CGIL, Luciano Lama. Hubo una explosión de cólera cuando el sindicalista dijo que los 82 muertos del atentado fascista del pasado agosto siguen esperando justicia.

En Tarento, en el sur de Italia, donde los obreros de los altos hornos producen cada año diez millones de toneladas de acero, habló Benvenuto, secretario general de UIL. Recordando que, con el secuestro, en días pasados, del líder democristiano napolitano Ciro Ciríllo, el terrorismo de las Brigadas Rojas se ha instalado entre los pobres del Sur.

En Milán, con sus setecientas empresas en crisis, y en Turín, con el anuncio de Fiat de poner en paro temporal, el mes próximo, a otros 70.000 obreros, los mítines estuvieron abarrotados, pero llenos de tensión. Sin embargo, en todo el país reinó la calma y no hubo incidentes.

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