Desacuerdos frente al paro
Lo primero que hubiera hecho falta antes de comenzar las reuniones en busca de algún tipo de acuerdo frente al problema del paro era haber definido con precisión a qué se llaman orsoluciones al problema del paro». Mientras para las centrales sindicales la solución no puede ser otra que evitar más desapariciones de puestos de trabajo y conseguir la extensión del seguro de desempleo para todos los que pierden su ocupación, para las patronales la lucha contra el paro pasa por el incremento de la productividad, el aprovechamiento de la capacidad productiva, las facilidades crediticias -que se reducen ante el creciente déficit público- y la movilidad de plantillas exigida por la reestructuración industrial, como paso previo a la consolidación empresarial que permita, después, la creación de nuevos puestos de trabajo. Para el Gobierno, en cambio, la lucha contra el paro es, naturalmente, una operación política en la que intenta conseguir de los representantes de los trabajadores una austeridad en las elevaciones salariales a negociar en la renovación de los convenios y una mayor «valentía» de los empresarios a la hora de confiar en el futuro e invertir por mucho que las expectativas no lo hagan aconsejable. ( ... )No es que se trate de un diálogo de sordos, porque la gravedad del problema y la sensatez con que está siendo contemplado por el Gobierno y por las fuerzas sociales han hecho de estas reuniones un auténtico punto de encuentro. Pero como no se trata de un acercamiento de posturas ante un mismo problema, ni de una negociación en sentido estricto -ya que tampoco se trata de aceptar o ceder en las legítimas aspiraciones, no siempre convergentes cuando se contemplan desde ángulos lógicamente alejados por la propia esencia y significado de las partes-, la apariencia externa de las conversaciones es la de falta total de acuerdo o diferencias insalvables entre posturas antagónicas, cuando lo único que ocurre en realidad es que se está hablando de cosas completamente diferentes.
28 de abril
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