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El sindicato independiente de los agricultores polacos será legalizado antes del 10 de mayo

Los agricultores privados polacos tendrán a partir del próximo 10 de mayo su propio sindicato independiente, a raíz del acuerdo logrado el pasado viernes en la ciudad de Bydgoszcz entre miembros del Gobierno, campesinos de la organización Solidaridad Rural y representantes del sindicato de obreros Solidaridad.

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Garantía de independencia y participación política

El ministro para asuntos sindicales, Stanislaw Ciosek, y el viceministro de Agricultura, Andrzej Kacala, firmaron por parte del Gobierno el acuerdo, según el cual la organización Sindicato Independiente y Autogestionado de Agricultores Individuales (NSZZRI)-Solidaridad será legalizada antes del 10 de mayo, conforme a las modalidades que sirvieron para declarar legal la organización de Lech Walesa (Solidaridad).

Con la firma del acuerdo se pone fin a las ocupaciones de edificios por campesinos, desde el pasado 16 de marzo, y las huelgas que comenzaron hace días en la ciudad de Inowroclaw. Así mismo, el frente sindical libre obrero-campesino se pone en marcha efectivamente.

El acuerdo de Bydgoszcz pone fin a un largo contencioso entre agricultores privados (el 82% del campesinado polaco) y autoridades sobre la legalización de Solidaridad Rural, rama agraria del sindicato de Walesa, con más de tres millones de miembros, que el pasado 24 de septiembre interpuso la solicitud de legalización, rechazada finalmente por el Tribunal Supremo de Polonia el pasado 10 de febrero. A raíz de entonces, las huelgas de campesinos se sucedieron en distintos puntos del país.

Por su parte, la Iglesia polaca, propensa en los últimos tiempos a jugar el papel de la moderación, cuando no de intermediario entre obreros y autoridades, ha sido un factor importante en la legalización de Solidaridad Rural, a raíz de la decidida defensa del primado Stefan Wyszynski, el pasado 6 de febrero, sobre el «derecho natural » de los campesinos a tener su propio sindicato.

Una completa distensión social reina desde ayer en Polonia cuando tanto el Gobierno como medios sindicales campesinos agradecieron mutuamente la comprensión para llegar al acuerdo de Bydgoszcz. Uno de los vicepresidentes de Solidaridad, Andrzej Gwiazda, representante de los sectores radicales del sindicato libre, comentó que el acuerdo demostró la validez de los planteamientos de lucha manifestados durante meses por los agricultores.

Reformas democráticas

Tanto por la situación social como por los acontecimientos en el seno del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP-comunista), el ala dura del partido no tiene su mejor momento. Después de la tempestuosa sesión en Torun, el pasado miércoles, donde se criticó a los hombres más representativos de esta tendencia, el pasado jueves, el primer secretario del POUP, Stanislaw Kania, anunció una reforma democrática de los estatutos del partido.

Kania expuso'que el 9º Congreso extraordinario del POUP, a celebrar antes del 20 de julio próximo, será la ocasión para llevar a cabo la democratización y reiteró sus ataques a los «elementos anarquistas» y «a los enemigos decididos de la reforma».

Entre las medidas apuntadas por Kania para la democratización, está la rotación de los cuadros, desde el jefe del partido hasta los secretarios de las organizaciones de empresa, la celebración de elecciones secretas, lista ilimitada de candidatos, y la anulación de la pluralidad de cargos públicos.

Por su parte, Stefan Bratkowski, presidente de la Unión de Periodistas polacos, refutado como un liberal, propuso el cambio del nombre del POUP, que pasaría a denominarse Partido Socialista Obrero Polaco, «como reconocimiento de que en la organización puede haber marxistas-leninistas sin ser necesariamente comunistas». Su propuesta fue rechazada por la comisión preparatoria del 9º Congreso.

Como ya es habitual cuando se producen acontecimientos reformistas en Polonia, caso del acuerdo de Bydgoszcz, la Prensa checoslovaca arremetió ayer contra las autoridades de Varsovia, acusándolas «de ceder de nuevo a la organización de Lech Walesa» y lanzó veladas amenazas al comentar que «las fuerzas sanas del Partido Comunista polaco han llamado a la vigilancia sobre el registro de la organizacióri campesina que podría llevar a cabo un programa anti-socialista».

También para los checoslovacos, las críticas de las bases del POUP en Torun, exigiendo la democratización del partido, fue «la revelación de una tendencia revisionista de derechas».

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