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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La Pasión según RTVE

ES DE conocimiento popular la causa de que la Semana Santa, se. desplace en el calendario, según los años. La traslación obedece al acuerdo del Concilio de Nicea (325 d. C.) por el que la Pascua de Resurección se celebra siempre el domingo siguiente a la primera luna llbna que siga al equinoccio de primavera. No fue ésta, en su día, una decisión caprichosa. Gracias a previsiones como esta pueden, entre otras cosas, las procesiones nocturnas celebrarse a la luz de la Luna. Sea como fuere, la aplicación de las normas de Nicea ha llevado nuestra Semana Santa de marzo a abril por la escasa diferencia de dos horas. El pasado 20 de marzo, a las 15.22 horas, tuvimos Luna llena y fue preciso esperar al plenilunio del 19 de abril para respetar las normas de aquel concilio, ya que el equinoccio de primavera de este año correspondió a 1 las 17.03 horas del 20 de marzo.Tan estrechos cálculos astrales no han sido necesarios para que los rectores de Radiotelevisión Española dileñaran su programación para estos días de pasión. Prácticamente han repetido los mismos esquemas de etapas anteriores, que teníamos por superadas. En lo que atañe a Televisión Española, sólo cabe destacar la proyección de la película de Pier Paolo Passolini Elevangelio según san Mateo -una visión humana del Hijo de Dios y un excelente filme- Por lo demás, Jueves y Viernes Santos quedan teñidos de retransmisiones piadosas o telefilines de intención edificante, en el sentido harto particular que de la edificación tienen determinados arquitectos de esta sociedad.

Las radios estatales también nos depararán una multiplicación de transmisiones semejantes. En otro orden de cosas, gobiernos civiles como el de Madrid se aprestan a prohibir la proyección o representación de espectáculos calificados como «S» en los dos días citados. Seguimos, en materia de respeto a cultos y creencias, por donde solíamos: la atención farisaica por las formas, y la prohibición de los biquinis a base de los guardias de la porra.

Podría en este caso traerse a colación la ley de leyes y la consideración del Estado como laico. Más vale dejar a la Constitución para llamarla en ocasiones más urgentes o importantes. Pero flaco servicio hacen los poderes públicos al sentimiento católico del pueblo español manteniendo esta larga inercia, por vía de imposición, de pretendido luto espiritual y aburrimiento generalizado.

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Rodear la comunión espiritual de los creyentes católicos con oficios gubernativos sobre los desnudos en los escenarios o las pantallas, o programaciones radiotelevisivas de tono beateril, no tiene por menos que llenar de sonrojo a cualquiera que tenga dos dedos de frente y una idea siquiera aproximada de las formas de comportamiento de nuestra sociedad.

Los tiempos han cambiado. Acaso para peor, según los parámetros de la muy piadosa RTVE, pero han cambiado. El tiempo de Semana Santa es, para la mayoría de los cristianos de este país, una ocasión propicia para el descanso laboral. A la vista del estado de las relaciones industriales en el occidente cristiano no sería quizá ni irreverente estimar que Cristo redivivo comprendería a estas masas que se procuran el descanso y unas horas lúdicas, ante el escándalo de los sempitemos cancerberos de una moral que no practican.

En cualquier caso, parece que sigue en el olvido la máxima que aconseja dar a Dios lo de Dios y al César lo del César. Toda la pléyade de pequeños césares que nos rodean continúan empeñados en hacerle favores al Dios de los cristianos a base de oficios de censura y de programación obligada de música sacra. Que Dios les perdone esta nueva suerte de simonía gubernativa, usurpadora, como siempre, de la voluntad de los votantes y de los contribuyentes.

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