Nuevo intento de los sindicatos italianos para acordar medidas económicas de urgencia
El Gobierno italiano ha decidido no esperar más tiempo a que las tres centrales sindicales, CISL, CGIL y UIL, se pongan de acuerdo para estudiar conjuntamente las medidas contra la grave crisis económica que sacude al país. La ruptura de las tres organizaciones más importantes se ha salvado sólo en el último momento y es posible que puedan aún presentarse al Consejo de Ministros con una propuesta común.En estos días, la batalla ha sido muy dura. Primero, el documento de dieciocho puntos, con la bomba del reajuste de la scala mobile, que en un primer momento se había aceptado por los tres gremios y después resultó ser, según la CGIL, una propuesta de la CISL, el sindicato democristiano, aunque la CISL acusa a su vez a Luciano Lama, secretario general de la procomunista CGIL, de haberse rajado en el último momento ante las presiones políticas del partido comunista.
Por su parte, la CGIL presentó un documento alternativo de once puntos. Esperaba encontrar el apoyo de CISL y UIL, pero en la noche del martes, después de siete horas de debate, los tres secretarios generales, Lama, Carniti y Benvenuto, salieron con las caras desencajadas, diciendo una sola palabra: «No hay acuerdo».
Mientras tanto, el presidente del Gobierno, Arnaldo Forlani, anunciaba que el Gobierno se iba a reunir sin esperar más y anunciaba las medidas que iba a tomar para frenar la crisis inflacionista: nuevo aumento de la gasolina, a ochenta pesetas; del gasoleo, a cuarenta; de la electricidad, que sube un 15%; del teléfono, un 20%, de toda una serie de servicios sociales, bloqueo de varios contratos de trabajo por un año, aumento del porcentaje que hoy se paga por cada medicina, etcétera.
Los sindicatos han temido presentarse derrotados ante los trabajadores, y, en las últimas horas, han llegado a un punto importante de acuerdo: «Cualquier cosa antes de perder nuestra unidad lograda con tantos años de sacrificio».
El joven secretario general de la UIL, el socialista Giorgio Benvenuto, por su parte, ha presentado un documento alternativo que recoge el documento de dieciocho puntos de la CISI- y el de once puntos de la CGIL, buscando una mediación. La labor de Benvenuto ha sido tan importante que los tres secretarios generales decidieron en seguida volver a encontrarse y el presidente Forlani ha vuelto a retrasar a hoy las decisiones del Consejo de Ministros.
Todo el problema consiste en la modificación de la scala mobile. Benvenuto se dio cuenta que, en realidad, la CGIL no pone grandes obstáculos a que se retoque este importante instrumento de reajuste trimestral del suelo del trabajador. El problema para el sindicato comunista es político. Dice la CGIL, como lo hace Berlinguer, que antes de que el sindicato toque la scala mobile es necesario que exista un Gobierno más creíble.
Y por eso con este Gobierno quiere hablar sólo en términos generales del asunto. Pero Benvenuto ha respondido a Lama señalando, que un sindicato no se puede enfrentar a un Gobierno sin una propuesta previa «muy concreta», capaz de ofrecer alternativas a las decisiones ya tomadas. Así, todo vuelve a estar sobre el tapete.
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