Los Scape y sus escafandras
Los primeros hombres que reencontraron los dos tripulantes de la nave Columbia al tomar tierra iban enfundados en trajes blancos, botas y guantes negros, y sus rostros escondidos tras extrañas escafandras.Los encargados de dar la bienvenida a John Young y Robert Crippen pertenecían al equipo de 160 especialistas que la NASA (agencia espacial norteamericana) denominada oficialmente SCAPE (Self-Contained Atmosplieric Protection Ensemble) o unidad autónoma de protección atmosférica.
El trabajo de SCAPE consistió en descontaminar la nave, protegerla contra los riesgos de un incendio o una explosión y ayudar a los astronautas a abandonar el aparato.
Dos horas antes del aterrizaje, los veintiún vehículos con que cuenta SCAPE habían sido puestos en estado de alerta, a menos de cuatro kilómetros de la pista. Veinte minutos antes de la llegada de la nave, veintisiete miembros de SCAPE se pusieron las escafandras, que en teoría les permiten actuar en un medio ambiente tóxico durante hora y media. Una vez que la Columbia se posó en la tierra, los camiones se situaron a unos trescientos metros de la nave. Uno de ellos se acercó a treinta metros, a fin de permitir a los escafandristas determinar si existían gases tóxicos en el entorno del aparato. Un enorme vehículo-ventilador proyectó sobre la Columbia un torrente de aire a una velocidad de ochenta kilómetros por lioxa, para limpiar el ambiente y refrigerar la nave.
Seguidamente, cuatro vehículos se acercaron para bombear el combustible residual que quedaba a bordo, y otros cuatro hicieron lo propio con los innumerables conductos que atraviesan el ingenio espacial.
Una vez que pasó el peligro, un camión provisto de una pequeña cabina se acopló a la escotilla de la Columbia, y un médico se introdujo en la misma para examinar a los dos astronautas.
Young y Crippen fueron sustituidos a bordo del aparato por sus compañeros John Creigton y Karol Bobko, quienes se encargaron de desconectar y dejar fuera de servicio los innumerables aparatos de a bordo. Posteriormente, la Columbia fue remolcada a un hangar, en una operación que duraría cuatro horas, donde será sometida a una profunda inspección técnica de al menos una semana.
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