Rotunda victoria electoral del partido independentista en Quebec

Una auténtica avalancha de votos ha confirmado en el poder al Partido Quebecois (PQ), de René Levesque, que ha obtenido una mayoría sin precedentes en las elecciones celebradas, el lunes, en la provincia francófona canadiense de Quebec. El PQ, según los resultados oficiosos, ha conseguido ochenta de los 122 escaños en disputa. Este triunfo parece debido, esencialmente, a la congelación prometida por Levesque -durante el período que dure su segundo mandato- de la opción independentista que defendió vehementemente ante el referéndum del 20 de mayo de 1980 sobre una fórmula de «soberanía-asociación», que fue derrotada.

El gran perdedor de las elecciones ha sido Claude Ryan, que esperaba con impaciencia los comicios. Ryan, líder del Partido Liberal de Quebec (PLQ), sólo ha conseguido 42 diputados.En la oposición desde las elecciones de 1976, cuando Levesque obtuvo su primer triunfo, el PLQ parecía, sin embargo, que iba a salir victorioso en la batalla de las urnas, un mes antes de las votaciones del lunes.

Los errores cometidos por el PLQ en la campaña electoral le hicieron perder en las últimas semanas el apoyo de los electores. Ryan, al reconocer su derrota, dijo que permanecería vigilante durante los próximos cinco anos para que el partido de Levesque «cumpla su mandato dentro de los límites que se ha fijado», especialmente en el terreno constitucional.

Los electores de Quebec, al renovar su mandato con una mayoría tan clara, han reconocido la capacidad de «gobernar bien» de Levesque y los resultados que ha conseguido con su gestión durante cinco años.

Este triunfo de Levesque es interpretado como un nuevo mandato al PQ para defender a la provincia francófona frente al Gobierno federal. Seguros ya de estar protegidos en Otawa frente al Canadá anglófono, por el primer ministro, Pierre Elliot Trudeau, que también es de Quebec, han querido ahora estar a cubierto del centralismo federalista de éste.

El triunfo del PQ consagra el retorno a una bipolarización de la vida política en la provincia francófona, ya que el tercer partido de la provincia, la Unión Nacional, moribundo antes de las elecciones -sólo tenía dos diputados-, desaparece del mapa político.

Levesque y su partido ha conseguido, esta vez, el apoyo de anglófonos y otras minorías lingüísticas, apoyo que le negaron en el referéndum del 20 de mayo, cuando les planteó si querían un Quebec dotado de una soberanía política, aunque estrechamente asociado económicamente al resto de Canadá.

El primer ministro canadiense, por su parte, consideró que la victoria de Levesque no tendrá «impacto nacional». Trudeau hizo conocer su reacción por medio de un portavoz que se negó a hacer más comentarios. Los ministros del Gobierno federal que son originarios de Quebec han adoptado, en su mayor parte, una actitud similar.

Donald Johnston, presidente del Consejo del Tesoro, ha afirmado, sin embargo, que «nada podía haber sido peor para Quebec». La ministra de Sanidad, Monique Begin, ha afirmado que los electores votaron por Levesque, porque habían dejado de considerarle como un «hombre peligroso».

Por su parte, el líder de la oposición en el Parlamento canadiense, el conservador Joe Clark, ha atribuido la aplastante victoria del PQ al descontento de los habitantes de Quebec hacia el proyecto de reforma constitucional del primer ministro Trudeau.