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Felipe González pide comprensión a los militantes socialistas para realizar una política de modernización del país

El compromiso en la transformación del Estado y modernización de la sociedad española es el gran reto que en este momento tiene planteado el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), según manifestó Felipe González el domingo en Torremolinos ante casi un millar de alcaldes y concejales socialistas. El secretario general del PSOE pidió comprensión a los militantes de su partido para su actuación futura, que vendrá determinada por esa necesidad de asumir compromisos que sobrepasan los planteamientos políticos de los socialistas de cualquier otro país europeo. Felipe González reafirmó su disposición a concertar con el Gobierno y con otras fuerzas políticas soluciones a los graves problemas de Estado, pero dejó entrever cierta desconfianza hacia la actitud gubernamental.

«A lo largo de los próximos meses pienso dirigirme a los ciudadanos que no nos votan y que probablemente nunca nos van a votar, y es preciso que los militantes del partido socialista comprendan que o asumimos nosotros el papel transformador de la sociedad y del Estado que en Europa ejercieron los partidos burgueses, o de lo contrario es posible que en España no haya nunca democracia». Ante una representación tan cualificada de cargos socialistas, Felipe González pidió comprensión a este planteamiento, sin que ello signifique la renuncia al programa del partido. «Tenemos que hacer este esfuerzo», dijo, «porque sin democracia y libertad no se puede realizar el proyecto socialista».Sin mencionar en ningún momento a Unión de Centro Democrático (UCD), el mensaje de fondo que Felipe González quiso transmitir, tanto en su intervención ante los alcaldes y concejales de su partido como posteriormente en la conferencia de Prensa, es el de que el partido centrista ha perdido su potencialidad reformista y se impone una asunción de este papel por el PSOE para evitar que, una vez más, en la historia de España fracase la modernización de las estructuras políticas y sociales. «Si en la República lo hubiéramos hecho con calma, si hubiera habido un trabajo tenaz, habríamos ganado medio siglo», afirmó.

Pidió serenidad a los militantes ante quienes descalifican al PSOE como un instrumento del centralismo. «Somos, por el contrario», replicó, «el movimiento político y, sindical capaz de representar mejor al conjunto de los pueblos de España y el imprescindible factor de cohesión frente a la escasa representación estatal de otras fuerzas políticas y a la marginación de UCD en Cataluña y el País Vasco, donde es más necesaria esta cohesión».

Felipe González dedicó gran parte de su discurso a explicar la política de concertación iniciada con el Gobierno, que calificó de un sustitutivo débil y hasta contradictorio de la oferta socialista de abordar la solución de los problemas de Estado -«que son anteriores al 23 de febrero», dijo- desde un Gobierno de amplia mayoría. «Hicimos este ofrecimiento no porque nos guste, sino porque lo estimábamos necesario, pero se nos ha desoído. No deja de ser contradictorio que a la vez que se nos niega la entrada en el Gobierno, porque son muchos los temas que nos separan de UCD, se nos invite a formalizar acuerdos sobre los temas fundamentales».

No descartó Felipe González que el Gobierno pretendiera gastarle «otra broma al PSOE», y recordó un pasaje de El Quijote en el que Sancho advertía a don Alonso de Quijano que en el caballo de madera en el que se disponían a iniciar una insigne y noble hazaña pudiera encerrarse una nueva trampa de sus enemigos. Felipe González se acogió a la respuesta de don Quijote: «No te preocupes, Sancho, que los que se engañan son ellos, que nadie nos quitará la nobleza de nuestra gran empresa». «Lo que importa», dijo el dirigente socialista, «es que no nos engañemos nosotros mismos. Vamos a negociar para resolver los problemas que son de todos, pero no renunciaremos a nuestras propias ideas y a nuestros objetivos, porque queda mucho que hacer en este país por la liberación de sus ciudadanos como para caer en el entreguismo».

Negociación global

«No estamos por el trágala ni por la negociación por paquetes, y habrá compromisos sólo en la medida en que se aborden los problemas globalmente», afirmó. Para Felipe González, hablar de autonomías en España significa hablar de economía, de reforma de la Administración pública, de reequilibrio regional y de reforzar la estructura municipal.

Sobre el tema concreto de las negociaciones bilaterales que hoy se inician entre el Gobierno y el PSOE sobre el desarrollo del proceso autonómico, con la asistencia de una comisión de expertos, el dirigente socialista dijo que ni les daba más importancia de la que tenían ni se la quitaba. Explicó que después de unas conversaciones previas se había elaborado un documento de cuatro folios en los que se acotan los problemas y se fija un método de trabajo. En síntesis, se reconoce la dimensión del problema, la necesidad de abordarlo globalmente, de reformar la Administración, de trazar el marco resultante y de clarificar cuáles son las competencias del poder central.

Felipe González fue extremadamente reservado al referirse a las expectativas sobre los resultados finales de estas conversaciones. En su opinión, puede ser una gran oportunidad para ponerse de una vez al frente de los acontecimientos y no dejarse arrastrar por el proceso.

En el marco de una concentración de alcaldes y concejales, Felipe González afirmó con rotundidad que una de las contrapartidas que exigirá su partido para que la política de concertación sea una realidad es un cambio de actitud del Gobierno hacia la vida municipal, capital para la consolidación de la democracia. No habrá tampoco moderación salarial, indicó, si no hay por parte del Gobierno un compromiso de relanzamiento de la inversión, aunque sea a costa de un mayor endeudamiento exterior. «La moderación salarial ya la llevan practicando los trabajadores desde hace años sin que se traduzca en mayor inversión, y la culpa es del Gobierno, que con su política está permitiendo el hundimiento de la pequeña y mediana empresa ».

En la conferencia de Prensa, Felipe González se refirió a otros temas de interés del momento, como la declaración de los obispos vascos, que calificó de «inoportuna y no pertinente»; a la presencia del Ejército en la frontera con Francia, que, a su juicio, no constituye una intervención directa contra el terrorismo, en contra de lo cual está su partido. De la ley de defensa de la democracia, dijo que era inevitable que para acabar con los liberticidas resultaran afectados los defensores de la libertad; pero estima que la ley es perfectible todavía a su paso por el Senado.

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