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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Tarifas y plan de inversiones de Telefónica

A finales de mayo de 1980 se llevaba a cabo la mayor subida de tarifas telefónicas de los últimos años. La media era del 20%, pero un abonado particular medio veía incrementado su recibo alrededor del 40%. En términos absolutos, esto supone para los usuarios un desembolso, en lo que restaba de año, de 22.000 millones de pesetas, de los cuales 18.000 millones han sido ingresados directamente en las arcas de Telefónica.El 6 de marzo de 1981, se autorizaban unos nuevos incrementos, que oscilan entre un 10% y un 12%, y que van a significar un nuevo esfuerzo para el usuario, que se concretan en 16.000 millones más desde su puesta en práctica hasta finalizar 1982.

En el breve espacio de nueve meses, dos subidas tan importantes. ¿Por qué se producen? ¿A qué plan o necesidades responden? Evidentemente hay un plan: el Plan Cuatrienal de Telefónica (PCT), y las subidas obedecen a las previsiones contenidas en él. Por eso, es obligado referirse al mismo para cualquier análisis serio de la situación.

El PCT, que no ha sido discutido ni aprobado por el Parlamento, ni tan siquiera por Consejo de Ministros alguno -al contrario de lo que ocurre en multitud de países europeos, con planes similares-, es básicamente una cuenta de resultados de Telefónica a cuatro años. Es un plan para financiar una determinada inversión. Por ello, los aspectos económicos y financieros son tratados exhaustivamente, mientras que el contenido técnico no pasa de ser, en muchos casos, una mera enumeración de intenciones sin cuantificar. Es significativo que se pretenda invertir cerca de 700.000 millones de pesetas (corrientes) en cuatro años, y no se mencionen aspectos tan importantes como: política de investigación y desarrollo, política industrial a seguir y estrategia a llevar a cabo con las multinacionales, filiales y demás empresas afectadas del sector, política de nuevos servicios, de telefinformática, de equipos terminales, etcétera.,

Se pretende acrecentar la autofinanciación (sobre inversiones) del 45,5 % al 75 %,'en tan sólo cuatro años. Este ritmo tan fuerte es el elemento esencial que origina las subidas de tarifas indicadas. Además, se eleva el dividendo (del 10,5%, en 1979, al 11,5%, en 1981), cuando el mayor accionista es el Estado, que, por otro lado, se lleva el 22% de la facturación de CTNE, y no se pretende prácticamente recurrir al mercado de capitales. Tampoco se explica cómo en el cuatrienio anterior la inversión media por línea instalada era de casi 90.000 pesetas, mientras que con el PCT pasará a 187.000 pesetas.

Un repaso a lo que ha significado el primer años del PCT (1980) nos revela que las previsiones de CTNE respecto a la inversión se han cumplido en términos generales (93.000 millones en 1979, 116.000 millones en 1980 y, casi con toda seguridad, 140.000 millones para 1981). Esto ha sido fácil gracias a los ingresos comentados. Pero es en la evolución de la demanda -técnicamente más complejo de analizar, sin duda-, donde las previsiones han sufrido serios reveses, pues lógicamente ha descendido debido, entre otras causas, a las propias subidas tarifarias. Mientras el PCT preveía una ganancia de 604.000 líneas en 1980, sólo se han conseguido 530.000. Y para 1981 las últimas revisiones datan sólo 450.000, frente a las 595.000 estimadas. ¿Cómo es posible cometer tal error en la previsión de la demanda?

Respecto a salarios, el PCT contemplaba incrementos del 14% para 1980 y del 13 % para 1981. La negociación colectiva en Telefónica produjo incrementos salariales del 14% y del 13,5%, respectivamente. Por tanto, las previsiones en esta materia se han cumplido en términos generales, y con ello el poder adquisitivo de los trabajadores se ha deteriorado (IPC en 1980, del 15,1 %, y estimación sobre el 14,5 % para 1981).

Por lo que se refiere al empleo, a lo largo de 1980 y 1981 se habrán creado algo más de 3.000 puestos de trabajo en CTNE, lo que puede contribuir a paliar la desaparición de los mismos en el sector industrial de las telecomunicaciones -que sólo para el grupo ITT puede evaluarse en 1.500 hasta el momento-. No obstante, dado que el problema fundamental es el cambio tecnológico y el PCT no define objetivos técnicos cuantificados, y, por tanto, no planifica la demanda que podría generar dicho plan, no podrá impedirse que el problema del empleo en el sector se agrave más adelante, máxime teniendo en cuenta que, de acuerdo con las previsiones de inversión y el número total de nuevos puestos a crear, cada uno de estos supondrá el gasto de ochenta millones de pesetas.

En resumen, existe un PCT que, salvo la propia CTNE y el Ministerio correspondiente, nadie de los implicados ha discutido, y por el que los usuarios están soportando subidas muy fuertes sin que los trabajadores del sector mantengan su poder adquisitivo ni obtengan garantías del puesto de trabajo.

Seamos,serios por una vez, la crisis económica y la responsabilidad de todas las fuerzas sociales en el momento actual no permiten otra cosa. Por eso, elaboramos entre todos los afectados (Administración, empresas del sector, sindicatos, usuarios, etcétera), una alternativa negociada a la luz pública, donde cada uno asuma la responsabilidad que le corresponda, sabiendo hacia dónde queremos ir, con el coste y las ventajas que ello conlleva para cada cual. De no ser así, creemos que estarían sentándose las bases para pedir una auditoria de la CTNE que pudiese aclarar, entre otros, algunos de los aspectos esbozados aquí.

Benito Alonso es secretario general de la Federación de Comunicaciones de UGT.

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