¿El dólar a cien pesetas?
Una más entre las innecesarias muestras de nerviosismo en la vida pública es esta inquiettiud por el cambio exterior, que en algunos avisados derrotistas se resume en esa afirmación: pronto veremos el dólar a cien pesetas. Cierto que la evolución de nuestro cambio exterior -el precio de la peseta en moneda extranjera- ha sido poco satisfactorio a lo largo del pasado año y en los primeros meses de éste. De 66 pesetas por dólar en enero de 1980 se llegó a 79 en diciembre, y en estos días se mantiene firme el dólar en tomo a las 84 pesetas: una pérdida del valor exterior de la peseta de casi un 30% en estos quince meses.Bien sabido y conocido es el hecho de que el dinero, medida del precio y estimación de todas las cosas, tiene también su propio valor y estimación, que es el nivel de los precios. De modo que si éstos suben y cuesta más dinero adquirir el mismo producto, entonces el dinero pierde valor, se deprecia y esta pérdida en el interior del país tiene que reflejarse en su cambio frente a las monedas extranjeras. (...)
En España venimos soportando desde hace más de cinco años una inflación de más del 15% anual, y si la peseta pierde al año un 15% de su valor dentro, necesariamente lo ha de perder fuera. Y si esto no es así de rotundo y evidente es porque las otras monedas también soportan la inflación y se deprecian, aunque las más importantes -dólar, marco alemán, franco suizo-, a ritmo mucho más lento que el nuestro.
Aunque se produzcan caídas bruscas por factores repentinos, que pueden alterar en baja la cotización y que pueden ser neutralizados, su ritmo y resultante a plazo mayor es un efecto y consecuencia de la realidad económica, a la que contribuyen todos los españoles, y en especial el Gobierno y su política económica.
27 de marzo
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