Arturo Romaní, nuevo subsecretario de Hacienda para reordenar el sector energético

El nombramiento en el Consejo de Ministros de ayer de Arturo Romaní como nuevo subsecretario de Hacienda, y el acuerdo de principio obtenido entre las partes interesadas para que el Banco Central pueda participar en Petronor aumentan, en estos momentos, las posibilidades de éxito para la constitución del Instituto Nacional de Hidrocarburos (véase EL PAIS del 8-1-1981 y 27-3-1981). El Instituto agruparía a todas las empresas participadas por el Estado en tomo a Enpetrol, mientras que alrededor de CEPSA, del Central se reunirían las privadas.

Ambos grupos, público y privado, mantendrían, sin embargo en su seno la presencia minoritaria del contrario, lo que serviría de termómetro recíproco. El público acogería a Petroliber con participación privada, el Central tiene un 18%, y el privado haría lo mismo con Petronor, donde Campsa participa en un 33,2%.El nombramiento de Arturo Romaní para la subsecretaría de Hacienda, procedente de la de Justicia, tiene en estos momentos especial significación. Roman! es abogado del Estado, y fue durante varios años director general del Patrimonio del Estado, feudo singular de los abogados del mismo, desde donde impulsó las discusiones interministeriales sobre el futuro ente petrolero español, la ordenación de las empresas del Patrimonio y el olvidado borrador del Estatuto de la Empresa Pública, que ya no reivindica ni el PSOE. Sustituye en el cargo a Jesús Fernández Cordeiro, antiguo inspector general de Hacienda, que sólo ha durado cuatro meses en la subsecretaría. Romaní es experto en transmisiones patrimoniales, y tras su paso por la Dirección General del Patrimonio del Estado, en círculos del Ministerio de Hacienda se especulaba ayer con la doble vertiende de su función junto a García Añoveros.

Un aspecto que resaltan especialmente sus antiguos colaboradores es el que se refiere a sus planes para dinamizar la recaudación de ingresos para el Estado con un cierto contenido empresarial, incorporando expertos en organización y nuevas técnicas de gestión inspiradas en la empresa privada. Un proyecto que acometerá posiblemente en un futuro inmediato va a ser el del desarrollo y la implantación rápida del impuesto sobre el valor añadido (IVA) imprescindible para nuestro ingreso en la Comunidad Económica Europea,

Pero el aspecto que más destacan los medios oficiales consultados por este periódico es su conocimiento del proyecto del ente petrolero español, a lo que atribuyen especialmente la oportunidad de su nombramiento.

El Instituto Nacional de Hidrocarburos ha sido estudiado minuciosamente por el presidente Calvo Sotelojunto a dos de sus más próximos colaboradores y dentro de la mayor discrección que se recuerda en medios gubernamentales. El Consejo de Ministros de ayer tuvo conocimiento de las líneas generales del ambicioso proyecto aunque, al parecer, no entró en la discusión del mismo.

Petronor y el Banco Central

Las últimas noticias recogidas por EL PAIS de fuentes tanto privadas como públicas confirman ya la existencia de un acuerdo de principio para resolver el principal tema pendiente: la participación de Cepsa, del grupo Banco Central, en Petronor, empresa que en opinión de miembros del Gobierno debe permanecer en el ámbito del grupo petrolero privado que encabezará precisamente Cepsa. Las fuertes inversiones (40.000 millones de pesetas) que precisa realizar Petronor para la construcción de la planta de craking, que transformará crudos pesados en ligeros, exige un importante esfuerzo financiero que posiblemente no podrá ser cubierto sólo con los fondos propios de la empresa vasca. Los grupos Banco de Bilbao y Banco de Vizcaya (con el 10,5% de Petronor cada uno) verían con notable agrado la participación del Banco Central en esta empresa, para compartir con él la responsabilidad y los avales de esta financiación. Descartada por ahora la venta, total o parcial, de la participación de Campsa al Central (un viejo proyecto aún no abandonado por algunos) y descartada la posilbilidad de que este adquiriese las acciones del Bilbao y Vizcaya, por tratarse de un tema vasco (Petronor está en Somorrostro, Bilbao), se baraja como alternativa probable el que Petronor realice una ampliación de capital con compronfiso de buena parte de los actuales accionistas de no. acudir a ella, para que sea cubierta por el Banco Central.

Esta operación que medios próximos a la empresa vasca manifestaban desconocer en la tarde de ayer, presenta la ventaja de aumentar la capacidad de autofinanciación de la compañía, a la vez que no variará sustancialmente el equilibrio de fuerzas que en ella hay planteada. No obstante, se desconoce si Pemex, la compañía de petróleos estatal mexicana, que es el principal accionista de Petronor, ha dado el visto bueno a este planteamiento. Por el momento, el proyecto parece responder a un diseño que patrocinarían medios próximos al Ministerio de Hacienda, para dar entrada en la empresa refinera al grupo del Banco Central, líder indiscutible de los privados en el sector. Además, supondría eludir las reticencias de Campsa a disminuir su participación por la vía de una cesión parcial de sus acciones.

El valor estratégico de esta medida ha sido evaluado favorablemente por medios del sector consultados por EL PAIS, pues la dilución en las participaciones que supondría la entrada del Central por la vía de suscribir una ampliación de capital, no variaría de forma apreciable la composición accionarial en el Consejo, y.a la vez se mantendría Campsa, con lo que el diseño final del sector en dos grandes bloques con cuñas del grupo contrario, sería perfectamente válida.

Se da, además, el caso de que Petronor continúa aún sin tener un presidente del Consejo de Administración en ejercicio. La designación de Roberto Centeno, consejero-delegado de Campsa, a propuesta de Pemex, siguiendo los consejos de medios próximos al monopolio, no parece haber satisfecho a las otras partes. Por otra parte, se apunta en la capital vizcaína que. Pemex podría reconsiderar, su postura. Las otras candidaturas a la presidencia son las de José Miguel de la Rica, Antún de Madariaga y Enrique Sendagorta.