_
_
_
_
Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Economía "golfa"

Recientemente está cobrando una especial importancia y, sobre todo, notoriedad el fenómeno llamado de «economía sumergida». EL PAIS se ha ocupado en más de una ocasión de este tema, destacando básicamente el aspecto negativo de esta economía, el aspecto de economía «golfa», como recientemente la ha calificado. Es evidente que hay en la economía sumergida un nivel importante de picaresca, de «trabajo negro», que, además, es difícil de combatir porque de hecho, si se suprimiera radicalmente, se produciría un problema muy serio. Hay que considerar que, de una u otra manera, esa economía sumergida, incluso en su peor aspecto, es un colchón, es una cierta válvula de escape que permite que más o menos gente trabaje y que, por tanto, de esa forma escape a la absoluta desesperación. Lo que ocurre es que esa economía, que unos llaman sumergida, otros subterránea, otros irregular, etcétera, abarca diferentes fenómenos. Andrea Saba, economista italiano que se ha ocupado con asiduidad del tema, habla de distintas connotaciones de ese problema, de aspectos positivos y negativos, porque ahí, en ese tipo de economía, confluyen situaciones dispares que en conjunto representan una parte cada vez más importante de la actividad económica de distintos países. Además, la crisis mundial actual amplía ese sector sumergido de las economías. No lo causa, pero sí lo ensancha.Dentro del sector sumergido hay: trabajo a tiempo parcial, trabajo doméstico, trabajo a domicilio, trabajo artesanal, doble trabajo, venta ambulante, etcétera. En general, engloba formas de producción y cambio cuya característica común es que no dan lugar a pagos al fisco ni a la seguridad social, al menos en calidad de trabajo dependiente o asalariado.

Como aspecto positivo, Saba subraya que, en áreas italianas de fuerte tendencia cooperativa, de una tradición socialista y autogestionaria, se está verificando una economía sumergida, con una organización empresarial nueva, con un trabajo muy cualificado que es muy flexible y que está aguantando extraordinariamente bien la crisis. La organización empresarial se basa en artesanos que pagan poco en conceptos de cuotas de Seguridad Social y que trabajan con un altísimo grado de cualificación. Los empresarios encargan a un contable o a un gabinete contable situado fuera de la empresa que les lleve la contabilidad y la venta se suele encargar a un gabinete de marketing, sobre todo la venta al exterior. El tipo de productos producidos de esta manera suele ser aquel en que destaca la importancia de la línea, del diseño, en que es fundamental la creatividad.

En este sentido, Saba insiste en que hay aquí aspectos altamente positivos, en que la economía sumergida no es solamente una degeneración del sistema herido por la crisis, sino que contiene en sí el germen, la base de nuevas formas de organización de la producción, de formas posiblemente autogestionarias. Hay gente que está inmersat en la economía sumergida y que lo está por gusto, por poder trabajar libremente, por poder vender su trabajo sin mediación de ningún empresario tradicional, por poder disponer de más tiempo libre, etcétera. Esto es importante.

Análisis sin prejuicios

Lo que ocurre es que esta economía sumergida, al tener diferentes aspectos, al englobar fenómenos dispares, al no conocerse bien su magnitud como consecuencia de su carácter irregular, ha sido enfocada desde distintos ángulos. Parece que se debe descomponer en sus diferentes partes; que se debe profundizar en ella; que se debe, en el caso de España, estudiar sus manifestaciones, lo que ya se está empezando a hacer y, sobre todo, el fenómeno debe analizarse sin prejuicios. No se trata únicamente de hacer emerger esta economía, sino que se trata de que, para hacerla emerger, hay que reflexionar sobre algunas de las características que la hacen posible, y en concreto. sobre la política fiscal y sobre las cuotas de la Seguridad Social. Piénsese, por ejemplo, en que pasar al Estado prestaciones hoy a cargo de la Seguridad Social es realmente útil y favorece la emersión de lo que puede estar sumergido. Piénsese, a este respecto, que garantizar a todos los ciudadanos en cuanto tales y no en cuanto contribuyentes de la Seguridad Social una asistencia sanitaria completa va también en ese sentido. Piénsese además en la necesidad de replantear algunos aspectos de la política fiscal, haciendo que si, en determinados sectores, conviene descentralizar la producción, esto se puede efectuar sin problemas fiscales, y en general, que si el fenómeno existe, requiere una política fiscal que lo contemple. Piénsese en la política crediticia, en la necesidad de que se concedan créditos suficientes a las pequeñas empresas y en que no se discrimine a éstas. Piénsese también en la necesidad de replantear toda la política de subvenciones y exenciones públicas a la industria, a la conveniencia de eliminar parte de un capitalismo asistido, que en muchos casos es puro parasitismo. En fin, podríamos recordar múltiples campos sobre los que deberíamos reflexionar.

En el caso español es fundamental estudiar el tema con profundidad. Hay en otros países estimaciones cuantitativas de la economía sumergida o irregular y convendría efectuar algún estudio similar para España. Sé que hay estudios ya de tipo empírico, y muy en concreto para el caso del País Valenciano, algunos delos cuales están todavía en curso de publicación. Creo que conviene estimular este tipo de investigación y reflexionar sobre los aspectos distintos que, a primera vista, ofrece una economía sumergida y que puede dar lugar a un nuevo modelo de desarrollo.

Manuel Sánchez Ayuso es catedrático de Política Económica y diputado del PSOE por Valencia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_