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La Federación de Ciudades Unidas, preocupada por el impacto del coche en la gran urbe

Los problemas que más preocupan a los dirigentes de las grandes ciudades del mundo son: el impacto de la tecnología, la contaminación, la vivienda, calidad de vida y energía, en opinión de los representantes de 3.500 ciudades del mundo asistentes al 27º Congreso de la Federación de Ciudades Unidas, clausurado ayer en Madrid.

El vicepresidente de la Federación y alcalde de Madrid, Enrique Tierno, fue el encargado de exponer ras conclusiones de los temas debatidos durante los tres días que ha consumido el congreso, y en su intervención señaló como problema número uno de las grandes urbes el impacto de la tecnología y, en especial, todo lo que se refiere al automóvil.Los representantes de Madrid y Helsinki han propuesto su candidatura para sedes de la Conferencia Internacional sobre Cooperación de Ciudades Europeas, en la que se tratará la seguridad y la distensión en Europa.

En la conferencia de Prensa en la que se expusieron las conclusiones de las jornadas, los dirigentes de la federación se refirieron a su intervención en catástrofes internacionales, tales como el reciente terremoto en Italia, para lo que se necesita la aportación económica de todos los municipios federados. Los mismos dirigentes hablaron del mensaje enviado al rey de España, Juan Carlos I, en el que alabaron su preocupación por la democracia española. El citado mensaje fue respondido con un telegrama del Monarca dirigido al presidente de la federación, el alcalde de Turín, Diego Lovelli.

En representación de los veintiocho municipios españoles pertenecientes a la Federación de Ciudades Unidas. ha sido elegido el alcalde de Valencia, quien presidirá la comisión gestora que se encargará de organizar la Asociación Española de Ciudades Unidas.

La Federación de Ciudades Unidas es una organización no gubernamental, cuyo fin es el hermanamiento y solidaridad de todas las ciudades del mundo sin hacer distinción de raza, ideología o religión. Esta organización surgió después de la segunda guerra mundial con el objetivo de garantizar las libertades y los derechos humanos. La financiación de sus actividades se cubre con las cuotas de los afiliados, por contratos de trabajo o cooperación o por subvenciones gubernamentales de Africa, América y Europa.

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