Saber encajar
Ni un árbitro sin tacha, ni una derrota sin justificar. Este parece el lema de Alfonso Cabeza, que lleva toda la temporacla amenazando con cantar las verdades del barquero. Cabeza nos sobresalta con el tema arbitral, pero es sólo un esgrimista; amaga, pero no pega. Primero arremetió contra los árbitros catalanes. Después la tomó con Miguel Pérez, y ahora quiere recusar a Guruceta. El Atlético, que este año ha superado todas las cotas previsibles al comienzo de temporada, en plena euforia, ha demostrado quejio sabe encajar las derrotas. Cabeza ha puesto en entredicho al colegiado catalán Miguel Pérez. Ha dicho que está a punto de tirar de la manta y hay que pedirle ya que tire de ella y se la lleve a casa si quiere. En un mundo tan lleno de suspicacias como es el del arbitraje no se puede lanzar contra él sospechas continuas. A Miguel Pérez, hasta ahora, no ha hecho otra cosa que convertirle en presunto delincuente deportivo. Esta vez Cabeza se ha pasado. Esta vez el tema ha rebasado el ámbito deportivo.
Indlependiente mente de que Miguel Pérez acuda a los tribunales, Alfonso Cabeza, deportivamente, no tiene defensa alguna. Los árbitros, por una vez, han tratado al Atlético casi con mimo. De las designaciones no puede quejarse el pintoresco presidente rojiblanco. Cualquíer colega suyo, sensato, hubiera pedido los que le han correspondido a su equipo. Para Barcelona, contra el Español, era una garantía Guruceta. El Atlético le recusa más por el recuerdo de aquel partido contra el Madrid que por lo sucedido en Sarriá.
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