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Paralizada la vida oficial británica por la huelga de 400.000 funcionarios

Andrés Ortega

Unos 400.000 funcionarios en huelga llegaron casi a paralizar ayer la vida oficial británica, los principales aeropuertos del país y algunos centros vitales para la defensa nacional. La huelga, de veinticuatro horas, se debe a una negativa del Gobierno de aumentar los salarios de los funcionarios. Estos piden una subida de un 15% y la vuelta a un sistema de equiparación salarial con otros sectores laborales, pero, tras el caso de los mineros, el Gobierno británico quiere mantener una actitud firme y no ceder ante presiones.

Según el Gobierno británico, la huelga afectó a un 70% de los 530.000 funcionarios sindicados del país, aunque fuentes sindicales daban ayer una cifra algo más alta. En Londres se calculaba que la mitad de los funcionarios de los ministerios había acudido al trabajo, a pesar de los piquetes. En el Tesoro, en la víspera de la presentación del nuevo presupuesto general, estaban ayer trabajando la casi totalidad de los empleados.Desde la medianoche de ayer, los principales aeropuertos del país quedaron cerrados, ante la huelga de los controladores aéreos. No despegó ni aterrizó ningún avión de los aeropuertos de la capital británica, Heathrow y Gatwick, aunque sí funcionaron Luton y otros aeropuertos que dependen de las autoridades municipales.

Los efectos de la huelga no eran demasiado palpables para el hombre de la calle. Indudablemente, preocupaba, tanto en medios gubernamentales británicos como estadounidenses, el que los principales servicios de inteligencia de comunicaciones secretas hubieran quedado inoperativos a causa de la huelga. El caso es especialmente grave, dado que el Reino Unido es el único responsable de la vigilancia y comunicaciones de la OTAN. Los ejercicios Unitex-81 de esta organización quedaron, pues, en el aire. Estos ejercicios, en los que participan civiles y militares, simulan una crisis internacional, que ayer se hallaba sólo al nivel de tensión creciente. La huelga de estibadores y transportistas en puertos y bases civiles y militares podría también haber afectado el funcionamiento de los submarinos Polaris, portadores de misiles estratégicos con cabezas nucleares, y otros medios defensivos británicos. El Reino Unido podría, pues, retirarse de los ejercicios Unitex-81, como ya ocurrió en 1979 con una huelga similar.

El conflicto puede subir los tipos de interés bancario.

Las huelgas de 1979 habían obligado a aumentar en un 20% las necesidades crediticias del Estado, haciendo subir los tipos de interés. Algo parecido podría ocurrir ahora con la paralización de los servicios de recaudación de impuestos, dispuestos a hacer huelgas intermitentes en los días venideros. Si consiguen, su propósito, el Gobierno no podría aplicar el aumento de impuestos sobre tabaco, bebidas alcohólicas o valor añadido que se prevé anunciará mañana el canciller del Exchequer, sir Geoffrey Howe.

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